martes, marzo 18, 2025
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Ernesto Rivera: El mexicano que apunta al trono de la F1

Hay pilotos que corren para llegar; Ernesto Rivera corre como si el asfalto le debiera algo. A sus 16 años, cumplidos el 1 de diciembre de 2008 en la Ciudad de México, este mexicano no es solo una promesa con casco; es un torbellino que está acelerando el sueño tricolor hacia la Fórmula 1 con una mezcla de talento, descaro y un motor que Red Bull ya tiene en la mira. El 1 de marzo de 2025, en Lusail, Qatar, su maniobra para ganar la Carrera 2 de la Fórmula Regional Middle East (aunque una penalización lo bajó al segundo lugar), fue un destello de lo que viene.

De los karts al asfalto

Rivera no llegó a las pistas con un sponsor dorado ni un apellido famoso; llegó con las manos curtidas en el karting y un instinto que lo catapultó de las calles mexicanas a los circuitos europeos. A los 13 años, ya era un demonio con los karts. Campeón del SKUSA Winter Series 2022 en X30 Junior, rey del SKUSA SuperNationals en KA100 Senior y subcampeón del Senior Max Rotax US Trophy en 2023. Esos podios no fueron favores; fueron victorias arrancadas con precisión y un hambre que no se enseña en academias.

En 2024, dio el salto a la Fórmula 4 española con Griffin Core, bajo el ala de Campos Racing, cuna de Alonso, Norris y “Checo” Pérez. Su debut fue un rugido, ganó la Carrera 2 en Portimao, sumó dos podios más y cerró cuarto en el campeonato con 54 puntos.

 “Me encanta la adrenalina cuando corres, la velocidad, toda la preparación”

 Confesó al unirse a Red Bull, y esas palabras no son eco vacío; son el latido de un piloto que vive para el vértigo. Pero no nos engañemos, el karting te curte, la F4 te prueba, y Rivera aprobó con honores. 

Red Bull y Helmut Marko

Junio de 2024, Gran Premio de España. Mientras “Checo” Pérez batallaba con su Red Bull, Ernesto, un mexicano de 15 años radicado en España, charlaba con Helmut Marko en el paddock. Marko, el hombre que forjó a Vettel y Verstappen, no pierde el tiempo con novatos; si te mira, es porque brillas. El 11 de septiembre, Rivera firmó con el Red Bull Junior Team tras arrasar en el Red Bull Driver Search en Jerez. De 11 pilotos entre 13 y 16 años, solo seis pasaron. Fionn McLaughlin, Scott Lindblom, Christopher Feghali, Rocco Coronel, Jules Caranta y él, y Ernesto fue el único latino. 

“Mi objetivo es ser campeón del mundo de Fórmula 1”

Soltó sin titubear, y Red Bull le creyó.

Mexicanos como Memo Rojas, Pato O’Ward y Noel León han pasado por ahí, y ninguno ha cruzado la meta final de la F1. Marko es un verdugo con cronómetro; si no destacas, te corta. Rivera tiene el respaldo de Escudería Telmex y un hambre voraz, pero el camino está lleno de trampas: rivales como Coronel, con ADN de piloto en las venas, y la presión de ser el “nuevo Checo” podrían quemarle las llantas. 

2025, la Fórmula Regional 

Este año, Rivera subió a la Fórmula Regional Middle East con Pinnacle Motorsport, y no tardó en mostrar colmillos. El 27 de febrero, TAutomovilismo reportó su primera victoria en la serie vía X; el 1 de marzo, en Lusail, Qatar, ganó la Carrera 2 con un rebase que fue pura poesía sobre ruedas, por fuera, luego por dentro, tomando la curva como si el podio fuera su herencia. Una penalización de 5 segundos lo bajó al segundo lugar, según Notiauto, pero ese movimiento, dejó claro que tiene instinto de depredador. Está en la pelea por el título, y cada vuelta es un ladrillo en su castillo hacia la F1.

Pero aquí viene el freno, la Fórmula Regional es un infierno de competitividad, y las penalizaciones como la de Qatar muestran que todavía tiene que pulir detalles. Enfrenta a pilotos curtidos y a un calendario que no perdona errores. Si quiere ser el sucesor de Pérez, debe ser impecable. Una victoria es un rugido; un campeonato es un grito que Marko no ignorará.

Ernesto no es solo un par de manos en un volante; es un pedazo de México que late a 300 km/h. Lleva la bandera tricolor en el alma, y su estilo agresivo, calculado, con un poco de locura,  recuerda a esos héroes que no se rinden.

“En toda Latinoamérica ha crecido muchísimo la Fórmula 1, espero que tengamos más mexicanos”

Dijo Pérez sobre él, y Rivera carga esa antorcha con una sonrisa que esconde fuego. Vive en España, pero su ADN es chilango, y cada podio es un guiño a una afición que sueña con otro ídolo en el gran circo.

Sin embargo, la Fórmula 1 no es un cuento de hadas con final feliz garantizado. Por cada Verstappen, hay una tumba de promesas rotas. Rivera tiene 16 años, tiempo de sobra, pero también un reloj que no para: Red Bull exige resultados, y México exige un rey. 

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