La Máquina Celeste logró un récord hace casi 25 años en La Copa Libertadores
En el corazón de la Ciudad de México, el Estadio Azteca, un escenario majestuoso y testigo de innumerables hazañas futbolísticas, fue el escenario de un capítulo dorado en la historia de Cruz Azul. Era el año 2001, y La Máquina Cementera se enfrentaba a uno de los gigantes del fútbol sudamericano, River Plate de Argentina, en las semifinales de la Copa Libertadores de América.
Un estadio a reventar
La expectativa era palpable en el ambiente. El partido de ida en Argentina había terminado empatado 0-0, por lo que el encuentro en el Azteca se antojaba como una verdadera final. La afición de Cruz Azul, fiel y apasionada, respondió de manera masiva, llenando el estadio hasta el último rincón. Se estima que más de 120 mil personas se congregaron en el Coloso de Santa Úrsula, superando su capacidad oficial y creando un ambiente de fiesta y fervor.
Una noche mágica
El partido no decepcionó. Cruz Azul, impulsado por el aliento de su gente, salió a la cancha con determinación y garra. El equipo, dirigido por José Luis Trejo, desplegó un fútbol de alto nivel, con transiciones rápidas, juego colectivo y una defensa sólida. River Plate, por su parte, no pudo contener el poderío ofensivo de La Máquina, que esa noche se mostró imparable.
Goles para la historia
Los goles no tardaron en llegar. Paco Palencia, en estado de gracia, se despachó con un doblete que hizo vibrar el estadio. El tercer gol, obra de José Saturnino Cardozo, selló una victoria histórica para Cruz Azul, que goleó 3-0 a River Plate y se clasificó para la final de la Copa Libertadores.

El recuerdo imborrable
A pesar de que Cruz Azul no pudo levantar el título en la final contra Boca Juniors, el partido contra River Plate quedó grabado en la memoria de los aficionados como uno de los momentos más gloriosos en la historia del club. La imagen del Estadio Azteca repleto, el ambiente de fiesta y la goleada sobre un rival de renombre son recuerdos que perduran en el corazón de los cruzazulinos.

Un legado de pasión
Aquel partido demostró la pasión y el fervor que el fútbol despierta en México, y en particular, en la afición de Cruz Azul. La noche del 29 de mayo de 2001, el Estadio Azteca fue testigo de una verdadera fiesta futbolística, donde el equipo y la afición se unieron para celebrar una victoria histórica y reafirmar su amor por los colores celestes.

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