En la Perla Tapatía, donde el fútbol es un latido que une generaciones, el regreso de Arturo Alfonso “Ponchito” González al Atlas FC ha desatado una tormenta de emociones. Ayer, 15 de julio, el mediocampista, forjado en la cantera de La Academia, aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Guadalajara tras un traspaso definitivo desde Rayados de Monterrey, marcando el retorno del hijo pródigo a su hogar futbolístico. Con una sonrisa que iluminaba la noche tapatía, Ponchito habló desde el alma: “Estoy muy feliz, todos saben el amor que le tengo a mis rojinegros. Espero disfrutar cada partido, agradezco los comentarios de la afición que hasta ahora han sido muy buenos y espero verlos pronto en el Jalisco”. Sus palabras han encendido la pasión de una afición que lo recibe como un héroe dispuesto a escribir un nuevo capítulo en la historia rojinegra.
Un reencuentro con raíces profundas
La trayectoria de Ponchito González con el Atlas es un relato de amor y sacrificio. Formado en La Academia, debutó con el primer equipo en 2012, a los 17 años, frente a Tigres, y entre 2012 y 2016 disputó 110 partidos, marcó 17 goles y se ganó el gafete de capitán, un honor que reflejaba su liderazgo y conexión con la afición. Su traspaso a Rayados de Monterrey en 2016, por una cifra cercana a los 5 millones de dólares, dejó un vacío en el corazón de los rojinegros, con algunos aficionados sintiendo que el club había perdido a su joya en un momento de crisis.
En Monterrey, Ponchito vivió una etapa de éxitos: 245 partidos, 35 goles, 28 asistencias y cinco títulos, incluyendo una Liga MX (Apertura 2019), dos Copas MX (2017 y 2020) y dos Concachampions (2019 y 2021). Sin embargo, su rol se desdibujó en los últimos años, especialmente bajo la dirección de Domènec Torrent, quien no lo incluyó en sus planes para el Apertura 2025. Su préstamo a Pachuca en 2024, donde jugó 25 partidos y marcó 4 goles, mostró que aún tenía magia, pero no un lugar asegurado en Rayados. La salida de Jeremy Márquez a Cruz Azul abrió la puerta para su regreso, y la directiva de Orlegi Sports cerró el traspaso asegurando un contrato hasta 2028.
Palabras que resuenan en el Jalisco
La llegada de Ponchito al Aeropuerto Internacional de Guadalajara fue un momento cargado de simbolismo. Escoltado por personal del club, el mediocampista de 30 años bajó del avión con una felicidad que trascendía las cámaras. Frente a los micrófonos, su mensaje fue un canto de amor al Atlas: “Estoy muy feliz, todos saben el amor que le tengo a mis rojinegros”. Los videos de su llegada, compartidos se volvieron virales, acumulando miles de vistas y comentarios.
La afición, que aguardaba con ansias noticias del club, respondió con una avalancha de entusiasmo. González ya está en Guadalajara realizando exámenes médicos, con su presentación oficial programada para los próximos días. Su debut podría llegar este sábado ante Cruz Azul en el Estadio Jalisco, un escenario donde espera reeditar sus días de gloria bajo la dirección de Gonzalo Pineda.
La afición: Un amor que perdona y sueña
El regreso de Ponchito no está exento de matices. Su salida en 2016 generó críticas entre algunos aficionados, que lo acusaron de abandonar al club en un momento difícil. Sin embargo, el tiempo y su innegable amor por el Atlas han sanado esas heridas.
La afición rojinegra ve en González no solo un refuerzo, sino un símbolo de identidad. Su llegada se suma a un mercado de fichajes ambicioso para el Atlas, con incorporaciones como Gustavo Ferrareis, Jorge Rodríguez, César Ramos, Róber Pier y Aarón Arredondo. Sin embargo, es Ponchito quien lleva el peso de las expectativas, con su experiencia, visión de juego y liderazgo como piezas clave para un equipo que busca la liguilla en el Apertura 2025 tras una victoria inaugural ante Puebla.
Una oportunidad para brillar
A sus 30 años, Ponchito González regresa al Atlas con un bagaje que lo hace más completo: la madurez de un campeón, la humildad de quien ha enfrentado altibajos y el hambre de demostrar que aún tiene fútbol en los pies. Su paso por Pachuca mostró destellos de su calidad, pero el Jalisco será el escenario donde pueda recuperar el brillo que lo hizo campeón del mundo Sub-17 en 2011.
Para el Atlas, este fichaje es un guiño a su historia y una apuesta por reconectar con una afición que nunca ha dejado de soñar. En un torneo donde los Zorros buscan consolidarse como contendientes, Ponchito no es solo un refuerzo; es un símbolo de que los rojinegros siempre encuentran el camino de regreso a casa. Como cantan en las gradas del Jalisco: “¡Atlas, eres mi pasión, eres toda mi vida!”. Y con Ponchito de vuelta, ese corazón late más fuerte que nunca.