La temporada 2024–25 de la NBA quedará marcada no solo por el drama deportivo de los playoffs, sino por una devastadora ola de lesiones que diezmó a figuras clave de la liga. En el centro de esta crisis médica: el tendón de Aquiles, una de las lesiones más temidas en el baloncesto profesional.
Siete estrellas caídas
Desde octubre hasta junio, al menos siete jugadores sufrieron roturas completas del tendón de Aquiles, una estadística sin precedentes en la historia reciente de la liga. Entre ellos, tres de los nombres más destacados:
- Jayson Tatum, la estrella de los Celtics, cayó en mayo durante la segunda ronda de los playoffs. La rotura del Aquiles derecho lo obligará a perderse toda la temporada 2025–26.
- Tyrese Haliburton, líder de los Pacers, sufrió la misma lesión durante el Juego 7 de las Finales de la NBA, arruinando el sueño del campeonato para Indiana.
- Damian Lillard, de los Bucks, se rompió el tendón izquierdo en la primera ronda de playoffs, terminando abruptamente una de sus campañas más prometedoras.
Otros jugadores afectados incluyen a Dejounte Murray (Pelicans), James Wiseman e Isaiah Jackson (Pacers) y Dru Smith (Heat), todos fuera de acción por tiempo indefinido.
Una tendencia alarmante
Lo que antes se consideraba una lesión rara, hoy parece formar parte de una inquietante tendencia. La intensidad del calendario, el aumento en la carga física y la duración de los partidos son algunos de los factores que los especialistas están analizando.
“La musculatura de la pantorrilla no está evolucionando al mismo ritmo que la exigencia del juego moderno”, explicó la fisioterapeuta deportiva Karin Silbernagel en un simposio reciente. Por su parte, el Dr. Nirav Pandya, de la Universidad de California en San Francisco, indicó que la acumulación de minutos —especialmente en jugadores que disputan playoffs año tras año— podría estar provocando un desgaste silencioso pero letal.
La respuesta de la liga
Ante la gravedad del fenómeno, la NBA formó un comité médico especial a finales de junio para investigar las causas detrás del aumento de estas lesiones. Según fuentes cercanas a la liga, ya se están considerando ajustes al calendario, la duración de los entrenamientos e incluso la superficie de algunas canchas.
Mientras tanto, los equipos buscan reconstruirse en medio del caos. Los Celtics, sin Tatum, están replanteando su estrategia. Los Pacers, sin Haliburton y con Wiseman también fuera, enfrentan una profunda reestructuración. Los Bucks, huérfanos de Lillard, se convirtieron en uno de los equipos más activos en la agencia libre.
El costo humano
Más allá de los análisis técnicos y del impacto financiero, hay una dimensión humana que no puede ignorarse. Jayson Tatum, visiblemente afectado tras su cirugía en mayo, escribió en redes sociales: “He jugado desde los 5 años. Nunca imaginé perder un año entero. Pero volveré más fuerte. Este no es el final, es el inicio de un nuevo capítulo.”
Palabras similares se escucharon de Haliburton, quien publicó un emotivo video agradeciendo a los aficionados de Indiana y prometiendo regresar “mejor que nunca”.
¿Una nueva era de precaución?
Con la temporada 2025–26 a la vuelta de la esquina y tantas estrellas fuera de combate, la NBA enfrenta un dilema profundo: ¿cómo proteger la salud de sus jugadores sin comprometer la intensidad y el espectáculo que define a la liga?
Por ahora, la única certeza es que algo debe cambiar. El tendón de Aquiles ha dejado de ser una rareza médica para convertirse en una amenaza constante.
Y si la NBA no actúa, podría volver a quebrar mucho más que piernas.