El eco de los cánticos aún resuena en las calles de Guadalajara: “¡Nervo no se va!”. Pero la realidad, tan dura como una barrida del “Tincho” en la zaga, golpeó a La Fiel.
Hugo Martín Nervo, el defensa argentino que se convirtió en leyenda viva de Atlas FC, se despidió del club tras seis años de entrega, pasión y un bicampeonato histórico que rompió una sequía de 70 años. Su salida, inesperada y polémica, dejó lágrimas en los ojos de la afición y un vacío en el corazón rojinegro. Esta es la historia de un guerrero que marcó una era y cuyo legado permanecerá #HI2TÓRICO.
Un adiós que nadie esperaba
El 12 de junio de 2025, Atlas FC anunció oficialmente la salida de Martín Nervo, una decisión que sacudió los cimientos de la afición rojinegra. A pesar de tener seis meses de contrato vigentes y haber sido titular indiscutible en el Clausura 2025, el cuerpo técnico liderado por Gonzalo Pineda y la directiva, encabezada por Aníbal Fájer, optaron por no incluir al zaguero argentino en el proyecto del Apertura 2025. La noticia, publicada en un comunicado en las redes oficiales del club, desató una ola de incredulidad y dolor entre los hinchas, que veían en Nervo no solo a un jugador, sino a un símbolo de lucha y amor por los colores rojinegros.
En una conferencia de prensa celebrada el 14 de junio en el auditorio Don Jorge Garciarce Ramírez de la Academia AGA, Nervo se despidió entre lágrimas, acompañado por compañeros como Camilo Vargas, Aldo Rocha, Matheus Dória y Edgar Zaldívar. “No era como yo lo esperaba cerrar este ciclo, pero lo acepto. Es muy lindo levantar trofeos, pero el cariño de la gente no tiene precio, no hay título que valga más”, expresó el defensa, incapaz de contener el llanto mientras agradecía a la afición que lo convirtió en ídolo. La escena, capturada en videos que se viralizaron en redes, mostró a un hombre roto por dejar un club que, según sus palabras, “será un amor para toda la vida”.
El legado de un bicampeón
Martín Nervo llegó a Atlas en 2019, procedente de Santos Laguna, donde no logró consolidarse. Lo que parecía un préstamo más se convirtió en una historia épica. Desde su debut el 4 de junio de 2019, el “Tincho” disputó 224 partidos oficiales, consolidándose como el mariscal de la defensa rojinegra. Su liderazgo, garra y compromiso fueron clave en la transformación del club bajo la dirección de Diego Cocca, quien lo convirtió en una pieza fundamental del esquema que llevó a Atlas a conquistar el Apertura 2021 y el Clausura 2022, logrando un bicampeonato histórico que acabó con siete décadas sin títulos. A estos logros se sumó el título de Campeón de Campeones y un Balón de Oro al Mejor Central de la Liga MX, cementando su lugar en la historia del club.
Cada despeje, cada barrida, cada arenga de Nervo resonó en el Estadio Jalisco, donde se ganó el apodo de #HI2TÓRICO. Su número 2, que lució con orgullo, trascendió para convertirse en sinónimo de esfuerzo, valentía y amor por la camiseta. “Toda la vida quise ser el número 1, hasta que te vi… ¡Ahí supe que quería ser un 2!”, publicó Atlas en un emotivo video tributo que conmovió a miles, acumulando millones de vistas en redes sociales.
La Fiel: Un amor inquebrantable
La relación entre Nervo y la afición rojinegra fue un romance épico. La Fiel, conocida por su pasión incondicional, lo adoptó como uno de los suyos desde el primer día. Su entrega en la cancha, su liderazgo en los momentos clave y su humildad fuera del campo lo convirtieron en un ídolo absoluto. Cuando se anunció su salida, las redes sociales estallaron con mensajes de apoyo, pero también con furia contra la directiva. “¡Corran a la directiva, menos a Nervo!”, gritaron los aficionados en una serenata improvisada el 17 de junio afuera del hotel Grand Fiesta Americana, donde decenas de hinchas se reunieron para despedirlo con cánticos, porras y una pancarta que rezaba: “Nervo, gracias por devolvernos la gloria”.
La afición no solo expresó su cariño, sino también su indignación. En redes, circularon imágenes de una cabeza de cerdo con fotos de Fájer y Pineda, un gesto que reflejó el descontento con la decisión de cortar a un jugador que aún tenía mucho que ofrecer.
“Es una falta de respeto a un histórico que nos dio todo”, escribió un usuario en X, resumiendo el sentir de miles. La despedida, aunque emotiva, dejó un sabor agridulce: muchos lamentaron que no se le permitiera decir adiós en el Estadio Jalisco, como merecía una leyenda de su talla.
¿Por qué se fue Nervo?
La salida de Nervo no fue decisión suya. A sus 34 años, el argentino seguía siendo titular y había jugado el primer amistoso de pretemporada contra Philadelphia. Sin embargo, la directiva optó por liberar su plaza de extranjero para reforzar la plantilla, con rumores apuntando a la posible llegada del español Rober Pier, del Sporting de Gijón. Aunque Nervo había renovado su contrato hasta finales de 2025, el cuerpo técnico decidió priorizar un nuevo proyecto deportivo, una movida que muchos consideraron lógica por el bajón en el rendimiento del equipo en el Clausura 2025, pero que no justificó para la afición el sacrificio de un ídolo.
“Tenía dos caminos: enojarme con todos o darle para adelante y pensar en lo que viene. Es triste irse así, pero formará parte de mi fortalecimiento para el futuro”, reflexionó Nervo, mostrando su madurez y profesionalismo incluso en el dolor. Mientras tanto, el argentino continuará entrenando en la Academia AGA hasta definir su próximo destino. Clubes como Talleres de Córdoba, dirigidos por su ex entrenador Diego Cocca, ya han mostrado interés.
Un futuro incierto, un legado eterno
Aún no se sabe dónde continuará la carrera de Martín Nervo, pero su amor por Atlas es innegociable. “Acá ahora hay un aficionado más. Atlas y Martín Nervo va a ser un amor para toda la vida”, prometió en su despedida. Mientras La Fiel llora su partida, el club prepara un nuevo capítulo con refuerzos como César Ramos y Jorge Rodríguez, pero el hueco dejado por el “Tincho” será difícil de llenar. Su legado no solo vive en los trofeos, sino en cada aficionado que gritó su nombre, en cada niño que sueña con ser un “2” y en la historia de un Atlas que, gracias a él, volvió a ser grande.