En el fútbol, hay historias que trascienden los goles y los trofeos, historias que tocan el alma y nos recuerdan por qué este deporte es tan humano. La de Ángel Correa, el posible nuevo fichaje de Tigres UANL, es una de esas. A sus 30 años, este delantero argentino, que ha conquistado el mundo con la selección albiceleste y ha sido un pilar del Atlético de Madrid durante una década, podría estar a punto de iniciar un nuevo capítulo en México. Su vida, marcada por la tragedia, la lucha y la redención, es un testimonio de resiliencia que merece ser contado.
Las Flores de Rosario: Donde nació un Ángel
Ángel Martín Correa Martínez nació el 9 de marzo de 1995 en Las Flores, un barrio marginal de Rosario, Argentina, donde la vida te pone a prueba desde el primer día. En este rincón, donde la droga y la violencia eran el pan de cada día, Ángel encontró refugio en una pelota de fútbol: “Muchos amigos se quedaron en el camino, pero a mí solo me interesaba la pelota”, confesó. A los 10 años, su mundo se derrumbó: su padre, un ex boxeador, falleció, dejándolo como el hombre de la casa para sus 10 hermanos, lo que hizo que cargara con el peso de sostener a su familia con lo poco que ganaba jugando al fútbol. Dos años después, uno de sus hermanos también murió.
A pesar de las adversidades, su talento era innegable. A los 12 años, se unió a las inferiores de San Lorenzo, el club donde comenzaría a forjar su leyenda. Aunque era hincha de Rosario Central, en San Lorenzo lo apodaron “La Joya” por su habilidad para desequilibrar partidos. Ahí también tuvo un encuentro que marcaría su vida: conoció a Jorge Bergoglio, quien años después se convertiría en el Papa Francisco, y le dio la comunión y la confirmación: “Nos dijeron que si íbamos a la iglesia unos días perderíamos días de escuela, así que me apunté”, dijo Correa con esa humildad que lo caracteriza.
El golpe más duro: Un corazón roto, literalmente
En 2014, cuando todo parecía ir viento en popa, el destino le asestó otro golpe. Tras firmar con el Atlético de Madrid por 7,5 millones de euros, un reconocimiento médico reveló un tumor en su corazón. Con solo 19 años y lejos de su familia, fue operado de urgencia en Estados Unidos: “Los médicos me mintieron para que me operara y no me dijeron lo grave que era”, reveló después. Carlos Tévez, una figura que lo inspiró, lo visitó en el hospital, y el cirujano admitió: “A Correa le salvamos la vida”. El Atleti, que aún no lo había visto jugar un solo minuto, contribuyó todos los costos y lo apoyó en su recuperación. “El Atleti me salvó la vida y por eso amo a este club”, dijo Ángel, quien lleva tatuado en su piel: “Guerrero, nunca dejes de luchar, el fracaso está en abandonar”.
Una década de lucha y gloria en el Atlético de Madrid
Tras un año de recuperación, Correa debutó con el Atleti en la temporada 2015-16, y aunque la competencia era feroz (Antoine Griezmann ocupaba su posición natural de segunda punta), Ángel se ganó un lugar como el revulsivo perfecto de Diego Simeone.
Durante sus 10 años en el club, jugó 465 partidos, convirtiéndose en el sexto jugador con más partidos en la historia del Atleti y el segundo extranjero con más apariciones, solo superado por Jan Oblak. Anotó 90 goles y dio 63 asistencias, con un promedio de 15 contribuciones goleadoras por temporada.
Sus momentos más icónicos incluyen el último gol en el mítico Vicente Calderón en 2017 y el gol ‘de Puntín’ contra Valladolid en 2021, que inició la remontada para que el Atleti ganara LaLiga. Sin embargo, su carrera no estuvo exenta de críticas: algunos aficionados señalaron sus errores en partidos clave, pero Ángel siempre respondió con trabajo y silencio. En lo personal, se enfrentó a otra tragedia: su madre, su motor, falleció de cáncer tras una larga batalla. Ni siquiera eso lo detuvo.
Un Ángel en la albiceleste: Campeón del mundo
Con Argentina, Correa también dejó su huella. Fue capitán y MVP del Sudamericano Sub-20 de 2015, y aunque inicialmente se vio opacado por la generación de Lionel Messi, su perseverancia lo llevó a ser parte de los equipos que ganaron la Copa América 2021 y el Mundial 2022 en Qatar. Durante la Finalissima contra Italia, vivió un momento de riesgo: la cicatriz de su operación cardíaca se abrió, pero él, con esa valentía que lo define, minimizó el problema para seguir jugando. “Se me veía todo por dentro y un muellecito que me habían puesto”, continuó. Sus compañeros lo llamaron loco, pero ese es Ángel: un guerrero que no sabe rendirse.
¿”El Volcán” será su nuevo hogar?
El 18 de mayo de 2025, Ángel se despidió del Atlético de Madrid en el Wanda Metropolitano, dejando un legado imborrable. Aunque su contrato se extiende hasta 2026, los rumores de su salida son fuertes, y Tigres UANL parece ser su próximo destino. Según informes, el club mexicano y el Atleti habrían alcanzado un acuerdo verbal por 6 millones de euros, y Mauricio Culebro, presidente de Tigres, confirmó el interés. Sin embargo, Correa, fiel a su estilo reservado, negó cualquier acuerdo en el podcast Los Edul , asegurando que su enfoque estaba en el Mundial de Clubes. A sus 30 años, Ángel podría aportar experiencia, calidad y ese espíritu indomable que tanto necesita un equipo como Tigres para seguir compitiendo en la Liga MX y en torneos internacionales.
La sonrisa del Atleti, el Ángel del fútbol
Ángel Correa es más que un futbolista; es un símbolo de lucha. Correa es “la sonrisa del Atleti”, pero solo sonríe cuando hay un balón de por medio: “El fútbol me hace olvidar todo lo malo que pasé”. Su vida es un recordatorio de que las victorias más grandes no siempre se miden en trofeos, sino en la capacidad de levantarse una y otra vez. Si Tigres logra ficharlo, no solo ganará un delantero de clase mundial, sino también un corazón que tarde con la fuerza de un guerrero. Y en el Volcán, donde la afición ruge con pasión, Ángel podría encontrar un nuevo hogar para seguir iluminando el mundo con su sonrisa.