miércoles, mayo 21, 2025
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Ivan Rakitić: El maestro silencioso del fútbol se retira a los 37 años

En un mundo donde las luces brillan para los que gritan más alto, Ivan Rakitić construyó una carrera monumental con la elegancia de un susurro. A los 37 años, el croata ha decidido colgar las botas, dejando tras de sí, un legado de 971 partidos, 131 goles, 157 asistencias y un palmarés que pocos pueden igualar. Desde sus inicios en el Basel hasta su despedida en el Hajduk Split, Rakitić no solo jugó al fútbol: lo entendió, lo moldeó y lo honró.

Los orígenes: Basel, donde todo comenzó

Nacido el 10 de marzo de 1988 en Möhlin, Suiza, de padres croatas que huyeron de los conflictos en la antigua Yugoslavia, Rakitić creció con un balón en los pies. Su padre, Luka, fue futbolista en Bosnia, y esa pasión se transmitió a Ivan, quien a los 10 años ya destacaba en las categorías inferiores del FC Basel. Su debut profesional llegó en 2005, con apenas 17 años, frente al NK Široki Brijeg en la Copa de la UEFA. En su segunda temporada (2006-07), explotó: 11 goles en 33 partidos de la Superliga Suiza, una volea espectacular ante el St. Gallen que le valió el Gol del Año y el título de Mejor Jugador Joven de la liga. Además, levantó la Copa Suiza en 2007, su primer trofeo colectivo.

A los 19 años, Rakitić ya era un diamante codiciado por los grandes de Europa. Su visión, técnica y madurez lo llevaron al Schalke 04 por 5 millones de euros en 2007. Basel no solo le dio un inicio: le enseñó a soñar en grande.

Schalke 04: El comodín que conquistó la Bundesliga

En Gelsenkirchen, Rakitić mostró su versatilidad. Aunque se le veía como un mediocampista creativo, los entrenadores del Schalke lo probaron como extremo, interior e incluso mediocentro defensivo. En su primera temporada (2007-08), anotó 3 goles y dio 10 asistencias en 29 partidos de Bundesliga, ayudando al equipo a terminar tercero y clasificar a la UEFA Champions League. Su gol en un empate 1-1 contra el Bayern Múnich y su actuación en la goleada 9-0 al Eintracht Trier en la DFB Pokal dejaron claro que no era un joven más: era un competidor.

Rakitić disputó siete partidos en la Champions 2007-08, destacando contra Chelsea y ayudando al Schalke a llegar a cuartos de final tras vencer al Porto en penales. Sin embargo, una sanción por saltarse un entrenamiento mostró su lado humano: joven, talentoso, pero no perfecto. En tres temporadas y media, dejó 16 goles y 24 asistencias en 135 partidos, además de la DFB Pokal 2007-08. Cuando Sevilla llamó en enero de 2011, Rakitić estaba listo para el siguiente paso.

Sevilla: El capitán de Nervión

La llegada de Rakitić al Sevilla por 2.5 millones de euros fue un robo. En su primera etapa (2011-2014), se transformó en el corazón del equipo. Bajo Unai Emery, se convirtió en capitán y llevó al club a la gloria en la UEFA Europa League 2013-14, siendo nombrado MVP de la final tras vencer al Benfica en penales. Como mediapunta, su lectura de juego, pases milimétricos y llegadas al área (12 goles y 10 asistencias en la temporada 2013-14) lo convirtieron en un ídolo.

Regresó al Sevilla en 2020, tras su paso por el FC Barcelona, y reafirmó su legado. En esta segunda etapa, ya como mediocentro en un doble pivote, aportó experiencia y calidad, jugando su partido número 200 con el club en 2021 y ganando otra Europa League en 2023. Con 323 partidos, 51 goles y 62 asistencias en ambas etapas, Rakitić se convirtió en el extranjero con más partidos en la historia del Sevilla. Su salida en 2024 rumbo al Al-Shabab saudí fue emotiva, pero su amor por Nervión sigue intacto: “Siempre estaré disponible para ayudar”.

FC Barcelona: El sustituto de Xavi

Cuando Rakitić llegó al Barcelona en 2014 por 18 millones de euros, las expectativas eran inmensas: reemplazar a Xavi Hernández, el cerebro del tiki-taka. Aunque su estilo era diferente, más físico, menos controlador, pero igual de inteligente, Rakitić se ganó a la afición. En su primera temporada (2014-15), marcó el primer gol en la final de la UEFA Champions League contra la Juventus, logrando el triplete (Liga, Copa del Rey y Champions) y convirtiéndose en el primer jugador en ganar la Europa League y la Champions en años consecutivos con clubes distintos.

En seis temporadas, disputó 310 partidos, anotó 35 goles y dio 42 asistencias, ganando 13 títulos: 4 Ligas, 4 Copas del Rey, 2 Supercopas de España, 1 Champions, 1 Supercopa de Europa y 1 Mundial de Clubes. Su gol contra el Manchester City en 2015 y su capacidad para adaptarse a roles más defensivos o de interior lo hicieron indispensable. Aunque la llegada de Frenkie de Jong redujo su protagonismo en 2019-20, Rakitić dejó el Camp Nou como un ícono.

Croacia: El corazón de una final histórica

Con la selección croata, Rakitić fue un pilar. Debutó en 2007 contra Estonia y, aunque nació en Suiza y jugó en las inferiores de ese país, eligió representar a Croacia, el país de sus raíces. Participó en las Eurocopas de 2008, 2012 y 2016, y en los Mundiales de 2014 y 2018. Su momento cumbre fue en Rusia 2018: marcó un gol contra Argentina y convirtió penales decisivos contra Dinamarca y Rusia, llevando a Croacia a su primera final de Copa del Mundo. Aunque perdieron 4-2 ante Francia, Rakitić fue titular y símbolo de una generación dorada. Se retiró de la selección en 2020 con 106 partidos y 15 goles, siendo el cuarto jugador con más presencias en la historia croata.

Palmarés de Ivan Rakitić:

  • Basel: 1 Copa Suiza (2007)
  • Schalke 04: 1 DFB Pokal (2007-08)
  • Sevilla: 2 UEFA Europa League (2014, 2023)
  • FC Barcelona: 1 Champions League (2015), 4 LaLiga (2015, 2016, 2018, 2019), 4 Copa del Rey (2015, 2016, 2017, 2018), 2 Supercopa de España (2016, 2018), 1 Supercopa de Europa (2015), 1 Mundial de Clubes (2015)
  • Croacia: Subcampeón del Mundo (2018)
  • Individual: MVP Joven Superliga Suiza (2006-07), Gol del Año Suiza (2006), MVP Final Europa League (2014), Equipo Ideal LaLiga (2013-14), Equipo Ideal UEFA Champions League (2014-15)

Un legado inmortal

Con 971 partidos, 131 goles y 157 asistencias, Rakitić no solo acumuló números: construyó una carrera basada en la inteligencia, la versatilidad y el sacrificio. Jugó de todo: extremo, mediapunta, interior y mediocentro. Su golpeo de balón, su visión de campo y su capacidad para aparecer en momentos clave lo convirtieron en un jugador único. Sin embargo, nunca buscó el foco. Mientras otros acaparaban titulares, él se dedicaba a ganar partidos.

Rakitić es el ejemplo de que el fútbol no siempre necesita ruido para ser arte. Desde Basel hasta Split, pasando por Gelsenkirchen, Sevilla y Barcelona, dejó un legado de títulos (17 en total) y respeto. Pero hoy, el mundo del fútbol se despide de un maestro silencioso que, sin alzar la voz, habló en cada pase, en cada gol, en cada trofeo.

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