¡La samba está de fiesta! La Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) soltó la bomba: Carlo Ancelotti, el técnico más laureado del planeta, es el nuevo DT de la Selección de Brasil. Con un contrato tan jugoso como un corte de picanha y un desafío que huele a épica, el italiano llega para resucitar a una Canarinha que ha tropezado más de lo que ha bailado en los últimos años. ¿El debut? Nada menos que en la doble fecha FIFA de junio 2025, enfrentando a la Ecuador de Sebastián Beccacece y a la Paraguay de Gustavo Alfaro.
Un contrato que grita “Brasil va en serio”
El acuerdo con Ancelotti no es solo un contrato, es una declaración de intenciones. La CBF ha abierto la billetera como si estuviera en un mercado de lujo:
- Sueldo de estrella: USD 900,000 al mes, unos 5 millones de reales, lo que lo convierte en el DT de selecciones mejor pagado del mundo, superando a pesos pesados como Didier Deschamps (Francia) y Thomas Tuchel (Inglaterra).
- Bono de campeón: Si Carletto levanta la Copa del Mundo 2026 en Estados Unidos, México y Canadá, se embolsará un extra de €5 millones. Un incentivo que huele a gloria
- Jet privado y lujos: La CBF no escatima. Ancelotti tendrá un avión privado para cruzar el Atlántico y visitar a su familia en Europa, además de un apartamento de lujo en Río de Janeiro. ¿Quién dijo que dirigir a Brasil no tiene glamour?
- Amistoso de película: Como cereza del pastel, se rumorea un posible choque entre Brasil y el Real Madrid, el ex equipo de Ancelotti, en la pretemporada 2025/26. Un duelo que sería puro fuego, con Vinicius, Rodrygo y Endrick enfrentando a sus ex compañeros.
¿Por qué Ancelotti ilusiona?
A diferencia de los DTs anteriores, Ancelotti no llega con promesas vacías ni experimentos raros. Su filosofía es simple pero letal: adaptar el sistema al talento, no al revés. En el Real Madrid, convirtió a Vinicius en un monstruo, dio libertad a Bellingham y sacó petróleo de veteranos como Modric y Kroos. En Brasil, tiene una generación dorada para moldear, con jóvenes como Endrick y consolidados como Alisson y Marquinhos.
Además, Ancelotti trae algo que Brasil no ha tenido en años: jerarquía global. Es el primer DT extranjero desde el argentino Filpo Núñez en 1965, un dato que subraya la apuesta histórica de la CBF. Su presencia en el banquillo es un mensaje al mundo: Brasil no solo quiere clasificar, quiere ganar el Mundial.
Cabe recalcar que Brasil no ha sido la misma desde aquel 2002, cuando Ronaldo, Rivaldo y Ronaldinho conquistaron el penta en Corea-Japón. Los últimos años han sido un carrusel de decepciones: eliminaciones dolorosas en cuartos de final (2018, 2022), una goleada histórica ante Argentina (4-1 en 2025) y entrenadores que no dieron la talla. Tite, Fernando Diniz y Dorival Júnior intentaron, pero ninguno logró devolverle el brillo a la Verdeamarela. La última puñalada fue la salida de Dorival tras la humillación ante la Albiceleste en el Monumental.
Aquí entra Ancelotti, el hombre que parece tener un toque mágico. Con un currículum que pesa más que una estatua de Pelé, Carletto es el único DT en la historia que ha ganado las cinco grandes ligas europeas (España, Inglaterra, Italia, Alemania y Francia) y cinco Champions League (dos con Milan, tres con Real Madrid). Su segundo ciclo en el Real Madrid fue un desfile de trofeos: dos Ligas, dos Champions, Copas del Rey, Supercopas y Mundiales de Clubes.
El debut: Un desafío sudamericano con aroma a revancha
Ancelotti no tendrá tiempo para relajarse. Su aventura comienza en junio de 2025, en la doble fecha de Eliminatorias para el Mundial 2026. El 5 de junio, Brasil visitará a la Ecuador de Beccacece. Cinco días después, el 10 de junio, la Canarinha recibirá a la Paraguay de Gustavo Alfaro en casa.
Estos partidos no son solo un trámite. Brasil está cuarto en la tabla de Eliminatorias con 21 puntos, detrás de Argentina, Uruguay y Ecuador. La clasificación al Mundial no está en riesgo (Sudamérica tiene seis cupos directos y uno para repechaje), pero la Verdeamarela necesita recuperar el respeto perdido. Ancelotti, con su calma de monje y su olfato táctico, llega para imponer orden en una selección que ha jugado más a la improvisación que al fútbol.
Pero no es solo su palmarés lo que ilusiona. Ancelotti es un maestro en el arte de gestionar egos y sacar lo mejor de sus jugadores. “Es un gran gestor de grupos, los jugadores lo consideran el mejor entrenador de sus carreras”, dijo Ednaldo Rodrigues, presidente de la CBF, hace un par de años. Y en Brasil, donde el talento sobra, eso es oro puro. Imagina a Neymar (si las lesiones lo dejan), Vinicius, Rodrygo, Endrick, Raphinha y Éder Militão bajo el mando de un tipo que sabe cómo hacer que las estrellas brillen en armonía.
La ilusión de romper la maldición del hexa
El Mundial 2026 es el santo grial. Brasil no levanta la Copa desde hace 24 años, una eternidad para un país que se considera la cuna del fútbol. Ancelotti, con su experiencia en finales, es el hombre indicado para acabar con la sequía. La CBF lo sabe, y por eso le ha dado un contrato hasta el final del torneo, con opción a extenderlo hasta 2030.
El presidente de la CBF, Ednaldo Rodrigues, no se anda con rodeos: “Llevar a Carlo Ancelotti al frente de Brasil es más que una decisión estratégica. Es una declaración al mundo de nuestra determinación por recuperar el primer puesto del podio”. Y los hinchas están comprando el sueño.
El reto: Reconstruir una potencia en crisis
No todo será samba y caipirinhas. Brasil está herido. La derrota ante Argentina dejó cicatrices, y la falta de un estilo definido ha sido una constante. Ancelotti tendrá que lidiar con la presión de un país que no acepta menos que la excelencia, además de gestionar la incertidumbre sobre Neymar, cuya presencia en 2026 depende de su físico.
Pero si alguien puede con esto, es Carletto. Su calma, su humor y su capacidad para conectar con los jugadores lo hacen único. Como dijo Neymar en 2023: “Ancelotti es un tipo que lo ha ganado todo. Seguro que nos va a enseñar mucho”.
Con Ancelotti al mando, Brasil no solo contrata a un entrenador, sino a un símbolo de éxito. La Verdeamarela está lista para dejar atrás los fantasmas y bailar de nuevo en la cima del fútbol mundial. El camino arranca en junio contra Ecuador y Paraguay, pero todos los ojos ya están puestos en 2026. ¿Será Carletto el hombre que devuelva la Copa a Río? Una cosa es segura: con él en el banquillo, la ilusión es más grande que el Cristo Redentor.