En un mundo donde el fútbol es pasión, drama y a veces caos, Álvaro Fidalgo, mediocampista del Club América, ha traído un soplo de aire fresco con su mentalidad europea. En una entrevista con Pepe del Bosque en el podcast Apuntes de Rabona, Fidalgo compartió una anécdota reveladora sobre su etapa en el Real Madrid Castilla bajo las órdenes de Santiago Solari: “Yo era el que menos minutos tenía, pero un día Solari me preguntó si no le iba a decir nada. Le dije que lo que me toque jugar, intentaré ser el mejor”, contó. Esa respuesta, cargada de profesionalismo y paciencia, lo llevó a debutar en el primer equipo del Real Madrid, jugar 40 partidos consecutivos la siguiente temporada, y eventualmente llegar al América, donde hoy es un ídolo. Pero, ¿por qué esta mentalidad choca tanto con el fútbol mexicano?
La anécdota que lo define: Disciplina sobre ego
Álvaro Fidalgo Fernández, nacido el 9 de abril de 1997 en Oviedo, España, llegó al Real Madrid Castilla en 2016, tras formarse en la cantera del Sporting de Gijón. En su primera temporada, apenas jugaba, pero anotaba cuando entraba. “Metía goles y pensaba que sería titular, pero seguía en la banca”, relató. En lugar de protestar, Fidalgo eligió el camino del esfuerzo silencioso. Cuando Solari, entonces su entrenador, lo confrontó, su respuesta fue clara:
“Voy a ser el mejor en lo que me toque”
Esa actitud impresionó tanto a Solari que, un año después, lo debutó en el primer equipo del Real Madrid contra UD Melilla en la Copa del Rey 2018 (6-1), entrando como suplente de Vinícius Júnior. En 2021, Solari, ya técnico del América, lo llevó a México, confiando en su mentalidad para un equipo que necesitaba disciplina.
Fidalgo, hoy con 28 años, es el cerebro del América. En el Clausura 2025, ha jugado 14 partidos, anotando 7 goles, y dado 3 asistencias. Pero más allá de los números, su impacto es cultural: su profesionalismo, su disposición a esperar su momento y su amor por la camiseta lo han convertido en un favorito de la afición, que lo ve como un posible ídolo histórico.
Mentalidad europea vs mexicana
La mentalidad de Fidalgo refleja una formación europea profundamente arraigada en el profesionalismo y la paciencia. En Europa, especialmente en clubes como el Real Madrid, los jugadores son educados desde jóvenes para aceptar jerarquías, trabajar en silencio y priorizar el colectivo sobre el ego. Según un estudio de CIES Football Observatory, los futbolistas europeos pasan un promedio de 7 años en academias juveniles, donde se les inculca disciplina táctica y mental. Fidalgo, formado en La Fábrica, encarna esto: aceptó su rol secundario, confió en el proceso y esperó su oportunidad.
En México, la realidad es diferente. El fútbol mexicano está impregnado de una cultura de pasión inmediata, donde los resultados a corto plazo suelen pesar más que el desarrollo a largo plazo. Según David Faitelson, periodista de ESPN, “en México, si no juegas, te quejas; si no ganas, culpas al árbitro o al sistema”. Esta mentalidad está influenciada por factores históricos y sociales. El fútbol en México es un escape emocional para millones, y los jugadores, a menudo provenientes de entornos de escasez, enfrentan una presión enorme por destacar rápido. Un informe de INEGI señala que el 43% de los mexicanos vive en pobreza, lo que genera una urgencia por el éxito que permea al deporte.
Además, la estructura de la Liga MX fomenta la inmediatez. Con torneos cortos (Apertura y Clausura), los técnicos y jugadores tienen poco margen para errores. Según Sofascore, entre 2015 y 2023, el promedio de permanencia de un entrenador en la Liga MX fue de 9 meses, comparado con 2.5 años en LaLiga. Esta inestabilidad genera una cultura donde los futbolistas mexicanos tienden a exigir minutos o a buscar salidas rápidas, en lugar de esperar su momento como lo hizo Fidalgo.
¿Por qué los mexicanos no piensan así?
La diferencia no es solo futbolística; es cultural. En México, la mentalidad de lucha está arraigada en la historia: desde la Revolución hasta las luchas sociales, el mexicano está acostumbrado a pelear por lo suyo, a no esperar. Esto se refleja en el fútbol.
Christian Giménez, exjugador de Cruz Azul y naturalizado mexicano, explicó en una entrevista con TUDN: “Aquí, si no juegas, sientes que te están robando algo. En México, el futbolista quiere demostrar ya, porque sabe que su carrera puede ser corta”. El promedio de edad de retiro en la Liga MX es de 33 años, mientras que en Europa es de 35, lo que da a los europeos más tiempo para madurar.
Otro factor es la falta de confianza en los procesos. En Europa, los clubes tienen sistemas de desarrollo claros: el Ajax, por ejemplo, produce talentos como Frenkie de Jong gracias a un modelo de formación que prioriza la paciencia. En México, los clubes suelen depender de resultados inmediatos, y los jóvenes enfrentan presión desde su debut. Osmar Olvera, clavadista mexicano, mencionó en una entrevista con El Universal que en México “si no destacas rápido, te olvidan”, un sentimiento que resuena en el fútbol.
Fidalgo: Un puente entre dos mundos
Cuando Fidalgo llegó al América en 2021, su mentalidad chocó con la dinámica del equipo. Sin embargo, su paciencia y profesionalismo lo convirtieron en un líder. En la final del Apertura 2023, Fidalgo asistió a Julián Quiñones para el 2-0 contra Tigres, asegurando el título. En el Clausura 2024, fue clave en el bicampeonato, jugando los 18 partidos y aportando 4 asistencias. Su entrenador, André Jardine, lo describió como “el motor del equipo”.
Pero Fidalgo también ha aprendido del fútbol mexicano. “Aquí la pasión es increíble, te empuja a dar más”. Esa intensidad emocional, que a veces lleva a los mexicanos a ser impulsivos, ha complementado su estilo europeo, haciendo de él un jugador más completo.
Fidalgo no solo ha traído títulos al América; ha traído una lección. Su mentalidad, que prioriza el esfuerzo sobre la queja, ha inspirado a jóvenes como Emilio Lara, defensa americanista, quien en Mediotiempo dijo: “Álvaro me enseñó que el trabajo callado paga”. En un fútbol mexicano donde la presión por resultados inmediatos a menudo ahoga el talento, Fidalgo es un faro de paciencia y profesionalismo.
La diferencia entre la mentalidad europea y mexicana no es un juicio de valor; es un reflejo de contextos. Mientras Europa apuesta por el proceso, México vive del corazón. Fidalgo, con su calma española y su amor por el América, está construyendo un puente entre ambos mundos, demostrando que el éxito no tiene una sola fórmula. Como dijo en el podcast: “La actitud es innegociable”. Y esa, quizás, es la mayor lección que México puede aprender de él.