En la sombra de la Torre Inclinada, Pisa ha escrito un capítulo épico que trasciende el fútbol. Después de 34 años de ausencia, el Pisa Sporting Club ha ascendido a la Serie A, la élite del calcio italiano, desatando una ola de emociones en la ciudad toscana. Desde su última aparición en la máxima categoría en 1991, cuando un joven, Diego “Cholo” Simeone debutó en Europa, hasta su resurrección tras tocar fondo en la Serie D en 2009, este ascenso es más que un logro deportivo: es la redención de un club que nunca dejó de soñar. Bajo la batuta de “Pippo” Inzaghi, campeón del mundo con Italia en 2006 y leyenda del AC Milan, Pisa ha vuelto a la cima, demostrando que la pasión y la perseverancia pueden inclinar cualquier destino.
De la gloria a la oscuridad
Fundado en 1909, el Pisa SC ha vivido una montaña rusa de emociones. En los 1980s, bajo el liderazgo del carismático presidente Romeo Anconetani, el club disfrutó de su edad dorada, con seis temporadas en Serie A entre 1982 y 1991. Jugadores como Klaus Berggreen, Dunga, Paul Elliott, y un joven Diego Simeone, quien llegó desde Vélez Sarsfield en 1990 como el primer club europeo del ahora icónico “Cholo”, llevaron al equipo a momentos memorables, como liderar brevemente la tabla en la temporada 1990-91. Sin embargo, esa campaña terminó en descenso, marcando el inicio de un largo exilio de la élite.
Los 1990s trajeron inestabilidad, con el club cayendo hasta la tercera división y enfrentando su primera quiebra en 1994, lo que lo obligó a renacer como Pisa Calcio en la Eccellenza (quinta categoría). La lucha por volver a la relevancia continuó, pero en 2009, una nueva crisis financiera golpeó duramente: el club fue excluido de la Lega Pro por deudas impagables y refundado como A.C. Pisa 1909, comenzando desde la Serie D, la cuarta categoría del fútbol italiano. En la Arena Garibaldi, nombrada en honor a Anconetani, los aficionados nunca dejaron de apoyar, incluso en los días más oscuros, cuando el equipo peleaba en campos amateurs.
La resurrección: De Serie D a Serie A
El camino de regreso no fue fácil. Tras la refundación en 2009, Pisa tardó años en reconstruirse. La Serie D fue un terreno hostil, pero el club ascendió a la Serie C en 2010 y, tras altibajos, regresó a la Serie B en 2016. La llegada de Giuseppe Corrado como presidente en 2016 y la inversión del multimillonario Alexander Knaster, quien adquirió el 75% del club en 2021, dieron estabilidad financiera y una visión clara: volver a la Serie A.
La temporada 2024-25 fue el punto de inflexión. Con Filippo Inzaghi al mando, un ícono del fútbol italiano que conquistó la Copa del Mundo 2006 con Italia y dos UEFA Champions League (2003, 2007) con el AC Milan, Pisa transformó su destino. Pese a un modesto 13er lugar en la Serie B la temporada anterior, Inzaghi inyectó profesionalismo y una mentalidad ganadora. Con 58 goles en la campaña, solo superados por el campeón Sassuolo, y una defensa sólida que permitió solo 32 goles, Pisa aseguró el segundo puesto en la Serie B, garantizando el ascenso directo el 4 de mayo de 2025, a pesar de una derrota 1-0 ante Bari, gracias a la caída de Spezia ante Reggiana.
Pippo Inzaghi: El arquitecto de la hazaña
A los 51 años, Pippo Inzaghi no es solo un entrenador; es una leyenda viva. Conocido como “Superpippo” por su instinto goleador, marcó 313 goles en su carrera, incluyendo 70 en competiciones europeas, siendo el sexto máximo anotador histórico en torneos UEFA. Su palmarés como jugador incluye tres títulos de Serie A (1998, 2004, 2011) y un récord de 10 hat-tricks en la liga italiana. Pero su impacto trasciende los números: su pasión y liderazgo han sido clave para Pisa.
Inzaghi, quien asumió el banquillo en julio de 2024, transformó un equipo que coqueteaba con el descenso en un contendiente al ascenso. “Soy movido por la pasión. La misma que me impulsó desde mis primeros pasos”, dijo a Sky Sports, recordando su decisión de entrenar en divisiones menores tras colgar las botas. Su experiencia en ascensos con Venezia (2016-17) y Benevento (2019-20) fue fundamental, pero este logro con Pisa, su tercer ascenso como técnico, tiene un sabor especial.
Bajo su dirección, jugadores como Stefano Moreo, cuarto en duelos aéreos ganados entre delanteros de Serie B (3.8 por partido), brillaron. La estrategia de Inzaghi, que prioriza intensidad sobre posesión (Pisa tuvo solo 45.3% de posesión promedio), maximizó el potencial de un plantel sin grandes nombres, demostrando que el fútbol moderno no siempre necesita estrellas para triunfar.
Un hito con sabor a historia
El ascenso de Pisa no es solo un regreso a la Serie A; es un renacimiento cultural y emocional. La Arena Garibaldi – Stadio Romeo Anconetani, con capacidad para 25,000 espectadores, volverá a vibrar con rivales como Juventus, Inter, y el derbi toscano contra Fiorentina. “El impacto financiero será enorme por los derechos de TV, pero el impacto emocional en la ciudad es aún mayor”, aseguró el director deportivo Davide Vaira. Los aficionados, que llenaron el estadio a niveles no vistos en más de una década, ya sueñan con ver a su equipo enfrentarse a gigantes.
Este logro también resuena por su conexión histórica con Diego Simeone, quien debutó con Pisa en 1990 a los 20 años. El “Cholo”, hoy leyenda como técnico del Atlético de Madrid, fue parte de un equipo que soñó con la gloria antes de caer en 1991. Ahora, 34 años después, Pisa honra ese legado con un equipo que, como Simeone, combina garra y corazón.
Un mensaje de esperanza
El retorno de Pisa a la Serie A es una lección de resiliencia. Desde las cenizas de la Serie D hasta las luces de la máxima categoría, el club ha demostrado que los sueños, aunque postergados, pueden cumplirse. La ciudad, famosa por su torre inclinada, ahora se yergue orgullosa gracias a un equipo que nunca se rindió. Con Inzaghi liderando y una afición que nunca dejó de creer, Pisa no solo jugará en la Serie A en la temporada 2025-26; competirá para quedarse.