En el universo de los clavados, donde la gravedad y el arte se enfrentan en una danza de precisión, emerge una figura que está redefiniendo el legado mexicano: Randal Willars Valdez. A sus 23 años, este joven de Baja California Sur no solo salta desde los trampolines, sino que vuela hacia la historia, cargando el peso de un país que respira orgullo con cada zambullida suya. Su trayectoria, marcada por talento puro, resiliencia y un hambre insaciable de triunfo, lo ha convertido en un símbolo de la nueva generación de clavadistas mexicanos. Y en la Súper final de la Copa del Mundo de Clavados 2025, celebrada recientemente en Beijing, Randal y el equipo mixto mexicano dieron un golpe sobre la mesa al colgarse el bronce, un logro que resuena como un grito de victoria para México.
De La Paz al estrellato
Nacido el 30 de abril de 2002 en La Paz, Baja California Sur, Randal creció en un entorno donde el mar es más que un paisaje: es un estilo de vida. Desde pequeño, su conexión con el agua fue natural, pero fue a los 7 años cuando un entrenador local descubrió su potencial en una alberca. Su cuerpo, fuerte y ágil, parecía diseñado para desafiar las alturas y la física. Sin embargo, no todo fue un camino de rosas. En una entrevista con el periódico ESTO en 2023, Randal confesó que su infancia estuvo marcada por sacrificios: “Dejé de lado muchas cosas, amigos, fiestas, para entrenar. Pero valió la pena”.
A los 15 años, el mundo empezó a notar su nombre. En los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires 2018, Randal se colgó el oro en la plataforma de 10 metros individual, un hito que lo catapultó como una promesa indiscutible. Aquel adolescente que soñaba con emular a leyendas mexicanas como Joaquín Capilla comenzaba a forjar su propio camino.
Un guerrero en el trampolín
La carrera de Randal no ha estado exenta de retos. En el ciclo olímpico rumbo a Tokio 2020, una lesión y una controversia en la selección mexicana lo dejaron fuera de los Juegos, un golpe duro para un joven que ya saboreaba el sueño olímpico. “Fue como una venganza para mí”, admitió en 2023, refiriéndose a cómo esa decepción lo motivó a trabajar con más fuerza. Bajo la tutela del entrenador chino Shi Qingying, Randal pulió su técnica y fortaleció su mentalidad, aprendiendo a transformar la adversidad en combustible.
Su regreso al escenario mundial fue espectacular. En los Campeonatos Mundiales de Fukuoka 2023, se llevó el bronce en la plataforma de 10 metros sincronizada junto a Kevin Berlín, asegurando plazas olímpicas para México. Este logro no solo marcó su redención, sino que consolidó su lugar como el líder de la nueva generación de clavadistas mexicanos.
La Copa del Mundo de Clavados 2025
El 2025 ha sido un año de consagración para Randal Willars. La Copa del Mundo de Clavados, con paradas en Guadalajara, Windsor y Beijing, fue el escenario donde demostró que está listo para dominar el deporte. En Guadalajara, ante un público mexicano que rugía con cada salto, Randal escribió un capítulo inolvidable al ganar su primer oro en la Copa del Mundo en la plataforma de 10 metros individual. Su dive final, un 107B (3½ volteretas adelante en posición de pike) con una dificultad de 4.1, obtuvo 105 puntos, dejando a sus rivales chinos Zhu Zifeng (plata) y Cheng Zilong (bronce) a casi 80 puntos de distancia. “Todavía hay mucho que mejorar”, dijo con humildad tras la victoria, pero el eco de su hazaña resonó en todo México.
Además, en Guadalajara, Randal y Kevin Berlín se llevaron la plata en la plataforma de 10 metros sincronizada, quedando a solo 14 puntos del oro chino. La dupla mexicana mostró una química impecable, consolidándose como una de las más fuertes del mundo.
En Windsor, Canadá, Randal enfrentó un desafío mayor. Aunque terminó en el décimo lugar en la plataforma de 10 metros individual, su desempeño en Guadalajara le aseguró un boleto a la Super Final en Beijing, donde llegó como el tercer sembrado general. Y fue en la capital china, del 2 al 4 de mayo de 2025, donde México volvió a brillar.
En la Superfinal de la Copa del Mundo de Clavados 2025, el equipo mixto mexicano, liderado por Randal Willars, se colgó el bronce en el evento de equipo mixto de 3 y 10 metros. Este logro, en un formato innovador diseñado para maximizar la emoción, enfrentó a los mejores clavadistas del mundo en el icónico “Cubo de Agua” de Beijing. México, con una actuación llena de garra y precisión, superó expectativas y se colocó en el podio junto a potencias como China e Italia. La medalla no solo es un testimonio del talento individual de Randal, sino de la fuerza colectiva del equipo mexicano, que incluyó a clavadistas como Osmar Olvera y Alejandra Estudillo.
El alma de Randal
Lo que hace a Randal Willars especial no es solo su capacidad para ejecutar clavados de alta dificultad, sino su humanidad. En un deporte donde la presión es implacable, él mantiene los pies en la tierra. Tras su oro en Guadalajara, dedicó el triunfo a su familia y a la actriz mexicana Karla Souza, quien lo apoyó económicamente para competir en la Superfinal de Berlín 2023 cuando los recursos escaseaban. Este gesto habla de un atleta que no olvida sus raíces ni a quienes lo han impulsado.
Randal también es un símbolo de la lucha contra las barreras económicas en el deporte mexicano. A pesar de su talento, no siempre contó con el respaldo financiero de instituciones como la CONADE, lo que lo obligó a buscar patrocinios privados para competir en eventos internacionales. Su historia es un recordatorio de que el éxito en el deporte de alto rendimiento en México a menudo requiere más que talento: exige corazón y perseverancia.
El futuro: París 2024 y más allá
El clavadista mexicano lleva tiempo en la élite mundial; y en los Juegos Olímpicos de París 2024, Randal demostró que está a la altura de los mejores. En la plataforma de 10 metros individual, culminó en un impresionante quinto lugar, a un suspiro de subir al podio, y en la plataforma de 10 metros sincronizada, junto a Kevin Berlín, terminó en cuarto lugar, rozando la medalla. Estos resultados, lejos de desanimarlo, encendieron una chispa de motivación para encarar el nuevo ciclo olímpico con ilusión.
En una entrevista, Randal reflexionó sobre su experiencia post-París: “Después de París me tomé un tiempo para descansar el cuerpo, para descansar la mente, para quitarme todo ese estrés que llevaba encima. Volver a empezar, readaptar el cuerpo a los entrenamientos, a los clavados, con calma, como es el proceso; tampoco puedo empezar de cero a cien después de haber descansado, entonces creo que lo llevé bastante bien. Ahorita me siento muy bien, sobre todo físicamente, me siento renovado después de ese periodo de descanso y luego esta readaptación, ya con todas las ideas nuevas y con esa motivación extra y esas ganas de empezar este nuevo ciclo”. Estas palabras revelan a un atleta maduro, consciente de la importancia del equilibrio mental y físico para mantenerse en la cima.
Con la mirada puesta en los Campeonatos Mundiales de Singapur 2025 y, eventualmente, los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028, Randal está en el momento perfecto de su carrera. A sus 23 años, combina la experiencia de haber competido contra los mejores con la energía de quien aún tiene mucho por conquistar. Analistas destacan su capacidad para ejecutar clavados de alta dificultad, como el 109C (4½ volteretas adelante en posición de carpado), y lo ven como un candidato serio para romper la hegemonía china en los clavados.
Randal Willars no es solo un clavadista; es una chispa de esperanza para un país que encuentra en el deporte un motivo para unirse. Cada salto suyo es un recordatorio de que los sueños, aunque exigentes, son alcanzables y su historia, como sus clavados, es una mezcla de fuerza, gracia y valentía. Y si algo es seguro, es que este titán mexicano aún tiene muchas páginas por escribir en la historia del deporte.