En un golpe devastador para el fútbol mexicano, Brenda García, ex capitana del Mazatlán FC Femenil, ha sido sancionada con una suspensión de seis años por su participación en la manipulación de partidos durante el Clausura 2025 de la Liga MX Femenil. La Comisión Disciplinaria de la Federación Mexicana de Fútbol (FMF) confirmó la sanción tras una investigación exhaustiva, marcando un precedente histórico en el fútbol femenil mexicano. Este escándalo no solo pone en tela de juicio la integridad de García, sino que expone las profundas grietas de un sistema donde las apuestas ilegales y los amaños de partidos están erosionando la credibilidad del fútbol mexicano.
Una capitana bajo fuego
Brenda García, una figura respetada y líder del Mazatlán FC Femenil, fue señalada como pieza clave en un esquema de amaños de partidos que sacudió a la Liga MX Femenil. Según el comunicado oficial de la FMF, la investigación comenzó el 18 de abril tras detectar irregularidades en varios encuentros del Clausura 2025. Aunque la FMF mantuvo la identidad de la jugadora en anonimato inicialmente, fuentes confiables dentro del medio confirmaron que se trata de García, quien habría manipulado resultados para beneficiar a redes de apuestas.
La sanción de seis años, que prohíbe a García participar en cualquier actividad relacionada con el fútbol profesional, es una de las más severas impuestas a una jugadora en la historia del fútbol mexicano. Este castigo no solo termina su carrera, sino que envía un mensaje claro: la FMF está dispuesta a tomar medidas drásticas para proteger la integridad del deporte, aunque las críticas por su falta de transparencia en el proceso persisten.
Las apuestas en el fútbol mexicano: Una amenaza silenciosa
El caso de García no es un incidente aislado. El fútbol mexicano lleva años enfrentando una creciente influencia de las apuestas ilegales, un problema que genera $5 mil millones anuales en mercados globales de apuestas, según un informe de Sport Judge. Ligas como la MX, la Liga de Expansión, la Liga MX Femenil y la Liga Premier son objetivos frecuentes de las mafias de apuestas, que operan desde Europa y Asia. En febrero de 2025, un correo anónimo desde Europa alertó a la FMF sobre un volumen anormal de apuestas en un partido de Mazatlán, lo que desencadenó la investigación que involucró a García.
Las redes de apuestas ofrecen sumas exorbitantes a los jugadores para manipular resultados: hasta $150,000 por partido, según Sport Judge. Para futbolistas como García, que en la Liga MX Femenil enfrentan salarios promedio de $3,500 MXN mensuales, según datos históricos de 2023, estas ofertas son tentadoras. La presión económica, combinada con la falta de apoyo estructural para las jugadoras, crea un terreno fértil para la corrupción.
El impacto en los jugadores y la credibilidad del fútbol mexicano
Para los futbolistas, participar en amaños tiene consecuencias devastadoras. Además de sanciones como la de García, enfrentan el estigma social y la pérdida de su carrera. En el caso de Tede, otro implicado en un escándalo previo, la FMF impuso una suspensión de 16 años, mientras que otros jugadores recibieron hasta 7 años de castigo por violar los códigos de ética de FIFA y la Liga MX.
Pero el daño más profundo recae en la credibilidad del fútbol mexicano. Los fans, el corazón del deporte, están perdiendo la fe. Cada escándalo refuerza la percepción de que los resultados están manipulados, alejando a los aficionados y patrocinadores. La falta de transparencia de la FMF, como señaló Faitelson, agrava el problema: ocultar nombres y detalles genera desconfianza en lugar de soluciones. Si el fútbol mexicano no actúa con firmeza, el daño a su reputación podría ser irreparable, afectando su posición en el escenario global.
Más allá de Brenda García
El caso de García es solo la punta del iceberg. La Liga MX Femenil, que ha luchado por ganar respeto desde su creación en 2017, enfrenta un golpe especialmente duro. Equipos como Tigres Femenil, que no lograron clasificar a semifinales por primera vez en su historia en el Clausura 2025, reflejan un torneo bajo escrutinio. Pero el problema trasciende al fútbol femenil: la Liga MX varonil y las divisiones menores también han sido señaladas por irregularidades.
La FMF necesita más que sanciones. Se requieren medidas preventivas: educación para los jugadores, mejores salarios y condiciones laborales, y colaboración con organismos como Interpol y FIFA para desmantelar las redes de apuestas. Sin un cambio estructural, el fútbol mexicano seguirá siendo un blanco fácil para la corrupción.
¿Puede el fútbol mexicano salvarse?
El escándalo de Brenda García es un recordatorio doloroso de los retos que enfrenta el fútbol mexicano. Es un deporte que vive del amor de sus fans, de la pasión en las gradas, de la ilusión de ver a una jugadora como García liderar a su equipo con honor Pero cuando ese honor se traiciona, todos pierden: los jugadores, los aficionados y el legado del fútbol en México. La FMF tiene una oportunidad para limpiar el deporte, pero el reloj está corriendo.