sábado, abril 26, 2025
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Alan Cleland: El tritón mexicano que domó las olas

En las costas rugientes de Boca de Pascuales, Colima, donde el Pacífico desafía a los valientes, nació un fenómeno que ha reescrito la historia del surf mexicano. Alan George Cleland Quiñonez, conocido como el “Tritón Mexicano”, no es sólo un surfista; es un pionero que, a sus 22 años, ha llevado la bandera de México a cimas nunca antes alcanzadas. Desde su debut profesional a los 13 años hasta convertirse en el primer mexicano en competir en el Championship Tour (CT) de la World Surf League en 2025, Cleland ha transformado el surf en un símbolo de orgullo nacional. 

Raíces en la frontera del Pacífico: Un niño de las olas

Nacido el 19 de junio de 2002 en Boca de Pascuales, un pueblo pesquero de Tecomán, Colima, Alan Cleland creció con el océano como patio trasero. Hijo de una madre mexicana, cuya pérdida en 2019 marcó su vida, y de Alan Cleland Sr., un surfista irlandés-estadounidense que dejó San Diego para enamorarse de las olas colimenses, Alan Jr. heredó un amor visceral por el mar: “No recuerdo mi primera vez en el agua, pero a los 4 años ya surfeaba con mi papá”, dijo. Boca de Pascuales, con sus tubos feroces y resacas mitológicas, fue su escuela. “Esa ola es la más intimidante. Si creces allí, ninguna otra te asusta, ni siquiera Teahupo’o”, confesó a Stab Mag.

A los 6 años, Alan comenzó a aprender inglés, asistiendo a una escuela pública antes de pasar a un modelo de homeschooling para enfocarse en el surf. Su infancia no estuvo exenta de peligros;  a los 12 años, durante un viaje a Puerto Escondido, fue secuestrado brevemente y amenazado con un arma, una experiencia que lo marcó: “No conduzcas de noche en México, y si lo haces, nunca pares”, aprendió, según BeachGrit. Estas vivencias forjaron su carácter, haciéndolo un “waterman” intrépido, capaz de leer el océano como pocos.

El ascenso de un prodigio: De Colima al mundo

A los 13 años, Alan se mudó a California para pulir su talento y debutó como profesional en la World Surf League (WSL) Men’s Junior Tour en 2015. Su estilo, una fusión de tubos profundos y maniobras aéreas, evocaba a leyendas como Jack Robinson y John John Florence. En 2019, con 16 años, destacó en el QS de Acapulco y tomó segundo lugar en un Pro Junior en Florida, mostrando su versatilidad en olas pequeñas. Ese año, la muerte de su madre lo golpeó duro. “Fue devastador, pero espero que me esté viendo desde arriba”, escribió en Instagram. El surf se convirtió en su terapia, su refugio.

En 2021, enfrentó una crisis: sin patrocinadores, consideró abandonar el surf por un trabajo de oficina. “Fue un punto bajo”, admitió a Stab Mag. Pero su talento y la guía de su padre, una leyenda de olas grandes que apareció en Surfing Magazine en 1987, lo mantuvieron a flote. Ese año, grabó un video en Oaxaca con Jett Schilling, mostrando tubos perfectos que lo pusieron en el radar de marcas como Vans y Quicksilver.

2023: El año que cambió todo

El 2023 fue el año de la consagración. En los ISA World Surfing Games en El Salvador, Alan dominó con tres de las 10 mejores olas del torneo, incluyendo un 9.73 en la final, el puntaje más alto entre hombres y mujeres. Su victoria, la segunda de un mexicano tras Jhony Corzo en 2017, le valió el oro y un boleto a los Juegos Olímpicos de París 2024, gracias a una reasignación de plazas tras la clasificación de Jordy Smith por el WSL CT. 

“Representar a México es representar de dónde vengo. Sin este lugar, no sería quien soy.”

Dijo a Olympics.com. Dos semanas después, entrenó en Teahupo’o, Tahití, la sede olímpica, enfrentando por primera vez sus tubos legendarios. “Pascuales me preparó para esto”, afirmó, comparando las olas colimenses con el “muro de calaveras”. Su actuación en El Salvador y Tahití lo consolidó como el rostro del surf mexicano.

En julio de 2024, Alan hizo historia como el primer surfista mexicano en unos Juegos Olímpicos. En Teahupo’o, enfrentó a John John Florence y Andy Criere en la primera ronda, avanzando a la segunda con 14.34 puntos. En la ronda 2, superó a Criere, pero en la tercera cayó ante el francés Joan Duru (15.17 vs. 18.13), quedando a un paso de los cuartos de final. “Me voy con la cabeza en alto. Mostré que México tiene talento para olas grandes”, declaró a NBC Los Angeles. Su participación desató un furor en México ya que Cleland no solo compitió; inspiró: “Quiero que la gente vea el surf como un deporte extremo, no como algo de hippies”, dijo a Proceso. Su presencia en París acercó el surf a millones de mexicanos, muchos de los cuales desconocían el potencial de sus 11,122 km de litoral.

2025: El Championship Tour y un legado en construcción

En abril de 2025, Alan sigue brillando en el CT. En el La Marginal Surfing Pro, ganó su heat con una ola de más de 8 puntos, consolidándose como el segundo mejor puntaje general del evento. Su estilo, que combina tubos profundos con aéreos arriesgados, lo ha comparado con Bruce Irons y Nathan Fletcher, pero Alan es único. “Amo el freesurf, pero competir siempre fue mi meta”, dijo a Stab Mag.

Fuera del agua, Alan es un embajador de México. Su participación en videos de Quiksilver y su colaboración con Vans han elevado el perfil del surf mexicano. En Boca de Pascuales, es un héroe local, inspirando a niños que ahora sueñan con tablas en lugar de redes de pesca. “Alan ha cambiado el juego. México tiene olas de clase mundial, y él lo está mostrando”, dijo Jhony Corzo a Freeman Outdoors.

Un futuro tan grande como Teahupo’o

A sus 22 años, Alan Cleland es más que un surfista; es un movimiento. Como campeón mundial de 2023, olímpico de 2024 y el primer mexicano en el CT, ha puesto al surf mexicano en el mapa. Su historia, forjada entre las olas salvajes de Pascuales y las adversidades de la vida, es un testimonio de resiliencia. “Sin mi pueblo, mi familia y estas olas, no sería nada”, reiteró en Mexico News Daily.

Con el CT en curso y los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028 en el horizonte, Alan está lejos de su techo. Su sueño es un título mundial y una medalla olímpica, pero su mayor legado ya está escrito: ha mostrado al mundo que México no solo tiene olas, sino titanes que las dominan.

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