sábado, abril 26, 2025
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Bruno Marioni: De goleador indomable a arquitecto del Tepatitlán FC

En el fútbol, hay nombres que trascienden el césped, que se convierten en sinónimo de pasión y reinvención. Bruno Marioni, el argentino que dejó huella como delantero en México, ha dado un nuevo giro a su legado. El 17 de abril de 2025, el Tepatitlán FC, un club con raíces profundas en los Altos de Jalisco, lo presentó como su nuevo presidente, un rol que marca su regreso a la Liga de Expansión MX con una misión clara: transformar al equipo en un contendiente y revivir el sueño del ascenso.

De Paraná a las canchas del mundo

Bruno Marioni Giménez nació el 15 de junio de 1975 en San Nicolás, Buenos Aires, Argentina. Su infancia estuvo marcada por el fútbol desde los 8 años, cuando comenzó a jugar en Patronato de Paraná. A los 15, llegó a las inferiores de Newell’s Old Boys, donde debutó en Primera División en 1995 bajo el nombre de Bruno Giménez. A los 24 años, adoptó el apellido Marioni tras un emotivo reencuentro familiar con su abuelo paterno, Luigi Marioni, una decisión que no solo cambió su identidad, sino que pareció darle un nuevo impulso a su carrera.

Su trayectoria como jugador fue un viaje global. En Argentina, brilló con Newell’s, Estudiantes de La Plata, Independiente y Boca Juniors, donde conquistó la Copa Libertadores en 2007. En Europa, dejó su marca en Sporting de Lisboa (Portugal), Villarreal y Tenerife (España), donde logró un ascenso a Primera División y un gol memorable en el derbi contra Las Palmas. Pero fue en México donde Marioni se convirtió en ídolo. Con Pumas UNAM (2004-2006), marcó 37 goles en 76 partidos y se ganó el corazón de la afición. Su olfato goleador lo llevó a Toluca, donde fue líder de goleo del Apertura 2006 con 11 tantos, y a clubes como Atlas, Pachuca y Estudiantes Tecos. En 2005, fue el máximo anotador de la Copa Sudamericana con 7 goles.

Marioni se retiró el 12 de noviembre de 2009, tras una carrera de 186 goles en 457 partidos profesionales. Pero su hambre por el fútbol no terminó. Curiosamente, también incursionó en el automovilismo, compitiendo en la Fiat Linea Competizione y coronándose campeón de la Abarth Punto Competizione en 2012, demostrando su versatilidad.

Del banquillo a la dirección deportiva

Tras colgar los botines, Marioni se reinventó como entrenador. Su primera experiencia fue con Venados de Yucatán (2017-2018) en la entonces Liga de Ascenso MX, donde mostró su capacidad para gestionar equipos en categorías de formación. En 2019, asumió el banquillo de Pumas UNAM, un club que llevaba en el alma. Aunque alcanzó las semifinales de la Copa MX, su paso fue breve, con un 53% de efectividad, y fue cesado tras cinco meses.

En 2022, Marioni llegó al Tepatitlán FC como director técnico, relevando a Francisco Ramírez. Durante su gestión, dirigió 30 partidos, pero los resultados no acompañaron, y el equipo terminó en el penúltimo lugar del Clausura 2022. A pesar de ello, su conexión con el club y con Víctor Flores-Cosío, entonces presidente y exdirectivo del Atlas, sembró una relación que años después lo traería de vuelta.

En 2023, Marioni dio un salto al fútbol peruano como director deportivo de Alianza Lima, un gigante de la Liga 1. Su gestión, sin embargo, fue polémica. A pesar de armar un plantel competitivo junto al consultor Néstor Bonillo, el equipo no logró el Torneo Clausura ni avanzó en la Copa Libertadores 2024, cayendo en fase de grupos. Las críticas llovieron, y en noviembre de 2024, Marioni fue cesado por “no cumplir los objetivos”. Sin embargo, su experiencia en Perú le dio herramientas para manejar proyectos ambiciosos bajo presión.

Un nuevo capítulo: Presidente del Tepatitlán FC

El 17 de abril de 2025, Tepatitlán FC anunció a Marioni como su nuevo presidente, un movimiento facilitado por los nuevos dueños del club, ligados a Racing de Veracruz. La presentación, encabezada por el director deportivo Brando Garrido, fue un mensaje de ambición: Marioni no llega solo a administrar, sino a construir un proyecto que ponga al club en el mapa del fútbol mexicano.

En su primera conferencia de prensa, Marioni fue claro:

 “Todos los equipos de la Liga de Expansión creemos que debe regresar el ascenso y descenso. Nosotros debemos fortalecernos para poner en aprietos a quienes toman las decisiones.” 

Su objetivo es posicionar al Tepatitlán como un candidato serio para el retorno del ascenso, eliminado desde 2020. Con la posibilidad de que la Liga MX se expanda a 20 equipos en 2026, Marioni ve una ventana de oportunidad.

Además, su visión va más allá del primer equipo. Quiere fortalecer las fuerzas básicas, desarrollar talentos locales y consolidar la identidad del club con la comunidad de los Altos de Jalisco: “Hay mucho talento, pero necesitamos darles herramientas para que crezcan aquí, sin necesidad de irse a otro equipo de Primera División”, afirmó. Su experiencia como jugador, entrenador y directivo le da una perspectiva única para este reto.

Marioni no es un novato en el fútbol mexicano. Su paso por Pumas, Atlas y Toluca lo convirtió en un ídolo, pero también en un hombre que entiende las exigencias de la afición y los retos de la Liga de Expansión. Su gestión en Alianza Lima, aunque criticada, le enseñó a navegar crisis y a tomar decisiones bajo presión. Ahora, en Tepatitlán, tiene la oportunidad de redimirse y dejar un legado duradero.

El rugido de “El Barullo”

Bruno Marioni no es solo un nombre en la historia del fútbol; es un símbolo de resiliencia. Desde las canchas de Argentina hasta los banquillos de México y Perú, ha enfrentado retos con la misma intensidad que mostraba al cazar goles. Ahora, como presidente del Tepatitlán FC, su misión es clara: devolverle al club la gloria, pelear por el ascenso y construir un futuro donde los jóvenes de Jalisco sueñen en grande. En los Altos, “El Barullo” está listo para rugir una vez más.

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