sábado, abril 19, 2025
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29 Años de los Bulls del 72-10

Hace 29 años, en la primavera de 1996, los Chicago Bulls no solo jugaron baloncesto; crearon una obra maestra que aún resuena como la cima de la NBA. Con un récord de 72 victorias y 10 derrotas, los Bulls de 1995-96, liderados por Michael Jordan, Scottie Pippen y Dennis Rodman, no solo rompieron récords, sino que redefinieron lo que significa ser un equipo. Fue una temporada de magia, intensidad y un hambre insaciable por la gloria, que culminó con el cuarto título de la franquicia en seis años. Mientras celebramos este hito, viajemos al United Center, donde los cánticos de “Sweet Home Chicago” y el rugido de la afición convirtieron cada juego en un espectáculo inolvidable. 

Un equipo forjado en el fuego

La temporada 1995-96 llegó tras un 1995 amargo para los Bulls. Michael Jordan, de vuelta tras su aventura en el béisbol, había caído en las semifinales del Este ante los Orlando Magic. “No volveremos a perder así”, prometió Jordan en el vestuario, según ESPN. Ese dolor alimentó una campaña histórica. Con Phil Jackson al mando, la mente detrás del “triángulo ofensivo”, y un roster reforzado por la llegada de Dennis Rodman, los Bulls se convirtieron en una máquina imparable.

El equipo mezclaba leyendas y roles perfectamente definidos:

  • Michael Jordan: El mejor de todos los tiempos, promedió 30.4 puntos, 6.6 rebotes y 2.2 robos, ganando el MVP de la liga, el All-Star y las Finales.
  • Scottie Pippen: El complemento ideal, con 19.4 puntos, 6.4 rebotes y 5.9 asistencias, nombrado All-NBA y All-Defensive First Team.
  • Dennis Rodman: El rey del rebote (14.9 por juego), cuya defensa y excentricidad dieron al equipo un borde único.
  • Toni Kukoč: El “Sixth Man of the Year”, con 13.1 puntos desde la banca.
  • Steve Kerr, Ron Harper, Luc Longley y más: Cada pieza, desde el tiro de Kerr hasta la presencia de Longley en la pintura, era esencial.

“Este equipo no solo jugaba; vivía para ganar”, escribió Sports Illustrated. Con el triángulo ofensivo de Tex Winter, los Bulls movían el balón como una orquesta, aprovechando la genialidad de Jordan y la versatilidad de Pippen, mientras Rodman dominaba los tableros.

Una temporada de récords y magia

Los Bulls comenzaron la temporada con un rugido, ganando sus primeros 37 juegos en casa, parte de una racha récord de 44 victorias consecutivas en el United Center, incluyendo partidos de 1994-95. Su inicio de 41-3 es el mejor en la historia de la NBA, con una racha de 18 victorias consecutivas y un invicto en enero (14-0). Terminaron con 72-10, superando el récord de los Lakers de 1971-72 (69-13), un hito que solo los Warriors de 2015-16 (73-9) superaron, aunque sin ganar el título (NBA.com).

Sus 33 victorias como visitantes fueron un récord hasta 2016, y su margen promedio de victoria, 12.3 puntos, reflejaba su dominio (ESPN). Solo perdieron dos juegos en casa: contra Charlotte (98-97) y contra Indiana (100-99), este último en el cierre de la temporada regular (Basketball-Reference). Entre sus derrotas más memorables están un 104-72 ante los Knicks de Ewing y un sorprendente 109-108 contra los Raptors, liderados por un joven Damon Stoudamire (Quora).

“Cada juego era como una final”, dijo Steve Kerr, entonces base y hoy entrenador. “Michael nos hacía jugar como si todo estuviera en juego”. Jordan, con 44 puntos, y Pippen, con 40, hicieron historia el 18 de febrero de 1996 en Indiana, siendo la novena dupla en la NBA en anotar 40+ puntos en un mismo partido.

Los Playoffs: Un camino hacia la gloria

Los Bulls no frenaron en los playoffs, perdiendo sólo tres juegos en su marcha al título. Barrieron a los Miami Heat 3-0 en la primera ronda, con Jordan promediando 35 puntos en el Juego 1. En las semifinales del Este, vencieron a los Knicks 4-1, y en las finales del Este, aplastaron a los Orlando Magic 4-0, vengando la derrota de 1995.

Las Finales de 1996 contra los Seattle SuperSonics (64-18) fueron el clímax. Aunque Seattle, liderado por Gary Payton y Shawn Kemp, ganó los Juegos 4 y 5, los Bulls se impusieron 4-2. Jordan brilló con 36 puntos en el Juego 3, Rodman igualó un récord de las Finales con 11 rebotes ofensivos en el Juego 2, y Toni Kukoč aportó 18 puntos clave en el Juego 1. El Juego 6, jugado el Día del Padre, fue especial: Jordan, con lágrimas, abrazó el trofeo tras una victoria 87-75, dedicándoselo a su padre fallecido. “No hay forma de describirlo”, dijo.

Un impacto cultural

Los Bulls del 72-10 no solo ganaron; cautivaron al mundo. Con Jordan en la cima de su fama, protagonizando Space Jam, y Rodman generando titulares con su estilo extravagante, el equipo era un fenómeno cultural. “Eran los Beatles del baloncesto”, escribió ESPN. Su tradición de usar calcetines negros en los playoffs, inspirada por el escándalo de los Black Sox de 1919, se convirtió en un sello distintivo. Las presentaciones con “Sweet Home Chicago” y “Sirius” hicieron del United Center un espectáculo global.

El equipo arrasó con premios: Jordan (MVP, Finals MVP, líder en puntos), Jackson (Entrenador del Año), Kukoč (Sexto Hombre), Jerry Krause (Ejecutivo del Año), y Jordan, Pippen y Rodman en el All-Defensive First Team. Pippen quedó segundo en la votación al Jugador Defensivo del Año, y Kerr, noveno como Sexto Hombre.

¿Por qué son los mejores?

Aunque los Warriors de 2015-16 superaron su récord con 73-9, no ganaron el título, lo que para muchos solidifica a los Bulls como el mejor equipo de la historia. Su química, con Jordan sacrificando tiros para el triángulo, Pippen siendo el pegamento y Rodman aportando intensidad, era inigualable. Como dijo Chris Webber, quien enfrentó a los Bulls con los Bullets: “Sabíamos que íbamos a perder. Mike estaba en otra galaxia.”

Dennis Rodman, sin embargo, matizó el logro, argumentando que la expansión de la NBA con equipos como Toronto y Vancouver diluyó la competencia. Pero los números no mienten: los Bulls vencieron a rivales de élite como los Knicks, Magic y Sonics, y su récord combinado de 87-13 (regular y playoffs) sigue siendo el mejor en la historia.

Un legado que perdura

Veintinueve años después, los Bulls del 72-10 son más que un equipo; son un mito. En 2024, fueron inducidos al Ring of Honor de los Bulls, celebrados con una gala y un homenaje en el United Center (Chicago Tribune). Su impacto trasciende el deporte: inspiraron a niños a “ser como Mike”, popularizaron la NBA globalmente y dejaron un estándar de excelencia.

“Esa temporada fue como ver arte en movimiento”, escribió Medium. Desde el salto inicial hasta el abrazo de Jordan con el trofeo, los Bulls del 72-10 nos recordaron que la grandeza no es solo ganar, sino hacerlo con estilo, corazón y una chispa que nunca se apaga.

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