En el corazón de Milán, donde la pasión por el fútbol se respira en cada esquina, una sombra ha empañado el brillo de la Serie A. Doce jugadores y exjugadores de la liga italiana están bajo investigación por participar en una red de apuestas ilegales que operaba con la sofisticación de un thriller de mafia. Desde nombres estelares como Ángel Di María y Leandro Paredes hasta talentos emergentes como Nicolò Zaniolo y Samuele Ricci, este caso destapa una trama que combina tecnología, lujo y la vulnerabilidad de los futbolistas frente al ocio digital.
La chispa que encendió la mecha: De Turín a Milán
El caso comenzó a gestarse en 2023, cuando Sandro Tonali (entonces en AC Milan, hoy en Newcastle) y Nicolò Fagioli (Juventus, ahora en Fiorentina) fueron suspendidos por apostar en plataformas no autorizadas. Tonali recibió 10 meses de castigo y Fagioli 7, tras admitir que jugaron en sitios ilegales, incluyendo partidos de fútbol, algo prohibido por la Federación Italiana de Fútbol (FIGC). La investigación, iniciada por la Fiscalía de Turín y trasladada a Milán, tomó un giro inesperado cuando el diario Corriere della Sera reveló que los teléfonos de ambos jugadores destaparon una red más grande.
La Guardia di Finanza descubrió un sistema sofisticado: los futbolistas transferían dinero a una joyería milanesa, simulando compras de relojes Rolex o Cartier que nunca recibían. Estas facturas ocultaban deudas de apuestas, con 1.5 millones de euros incautados hasta ahora, según ANSA. Los operadores clave, Tommaso De Giacomo y Patrick Fizzera, junto con tres joyeros, Antonio Scinocca, Antonio Parise y Andrea Piccini, enfrentan solicitudes de arresto domiciliario. Pero lo que elevó la temperatura del escándalo fue la mención de nuevos nombres, incluido el del español Álvaro Morata.
Los implicados: Un elenco de estrellas y promesas
La lista de investigados es un quién es quién del fútbol italiano, todos señalados por participar en plataformas ilegales entre 2021 y 2023, principalmente para jugar póker online o apostar en deportes ajenos al fútbol. Según Corriere della Sera y La Repubblica, los nombres son:
- Ángel Di María (Benfica, ex Juventus): Ícono argentino, señalado por apuestas recreativas.
- Leandro Paredes (Roma, ex Juventus): Otro campeón del mundo, implicado en partidas de póker.
- Alessandro Florenzi (AC Milan): Veterano italiano, sospechoso por transferencias a la joyería.
- Nicolò Zaniolo (Fiorentina, ex Roma): Investigado desde 2023, admitió jugar blackjack online.
- Mattia Perin (Juventus): Arquero, mencionado en los chats de Fagioli.
- Weston McKennie (Juventus): Estadounidense, habría apostado durante concentraciones.
- Cristian Buonaiuto(Calcio Padova): Internacional italiano, ligado a apuestas menores.
- Samuele Ricci (Torino): Joven talento, bajo sospecha por pagos sospechosos.
- Matteo Cancellieri (Parma): Promesa italiana, en la lista por transferencias.
- Junior Firpo (Leeds, ex Barcelona): Único sin paso reciente por Italia, implicado desde Inglaterra.
El tenista Matteo Gigante y un árbitro de Serie D, Pietro Marinoni (amigo de la hermana de Tonali), también están en el radar, según Relevo. Pero el giro más sorprendente vino con Álvaro Morata, exjugador de Juventus y actual delantero del Galatasaray, quien no está investigado, pero fue nombrado por Fagioli en un intento por cubrir sus deudas.
Fagioli y Morata: Una mención que enciende la polémica
La Gazzetta dello Sport publicó mensajes interceptados donde Fagioli, desesperado por saldar una deuda de 3 millones de euros, pedía dinero a compañeros y amigos, asegurando que “Los Rolex me los consigue Álvaro Morata por mucho menos y luego él los revende”. Según Repubblica, Fagioli, bajo presión de los operadores ilegales, uno apodado “Nelly” lo amenazó con “quitarle hasta el bolígrafo para firmar contratos”, inventó un supuesto negocio de reventa de relojes con Morata para convencer a otros de prestarle dinero. “Por favor, no lo cuentes, porque si Álvaro se entera, no me dejará hacerlo más”, escribió en un chat, según Marca.
Morata, capitán de la selección española, reaccionó con un comunicado tajante: “Lo único que he ayudado a Fagioli es dándole consejos sobre su carrera. Nunca he sabido nada de su situación y no tengo nada que ver”, según Partidazo COPE. “Le quiero bien, pero nada de mentiras”, añadió en Tuttosport. Las autoridades no han encontrado pruebas contra Morata, y los fiscales creen que Fagioli usó su nombre sin fundamento para ganar credibilidad, según El País.
¿Por qué apostaban?
A diferencia del infame Calciopoli de 2006, este escándalo no implica amaños de partidos. Los jugadores, según La Repubblica, usaban plataformas ilegales para “pasar el rato” durante concentraciones, jugando póker o apostando en deportes como baloncesto. “Estás en un hotel, aburrido, y el móvil es una tentación”, confesó un exjugador anónimo a La Gazzetta dello Sport. Estas webs ofrecían anonimato, crédito ilimitado y bonificaciones, atrapando a figuras como Fagioli, quien gastaba 20,000 euros semanales y llegó a deber 500,000 euros, según Corriere della Sera.
Fagioli, en particular, enfrentó una presión brutal. Además de sus deudas, los operadores lo obligaron a reclutar a otros jugadores, prometiéndole 5,000 euros por cada nuevo apostador, según chats citados por Il Messaggero. Su llanto en el banquillo tras un error contra Sassuolo en 2023, que se viralizó, no fue por el partido, sino por el peso de su adicción, confesó más tarde a La Gazzetta.
La joyería milanesa: Un guión digno de Hollywood
El núcleo de la trama es una joyería en Milán que funcionaba como lavadora de dinero. Los jugadores hacían transferencias bajo el concepto de “compra de joyas”, pero los productos se quedaban en la tienda, y el dinero fluía a los operadores ilegales. “Era un sistema brillante: facturas legales para pagos sucios”, explicó un fiscal a Il Messaggero. Esta operación, que evadía impuestos y movía millones, tiene a las autoridades investigando posibles lazos con el crimen organizado, aunque no hay evidencia sólida aún.
Legalmente, usar plataformas ilegales en Italia es un delito menor, castigado con multas de 250 euros o hasta tres meses de prisión, según El País. Pero la FIGC podría endurecer el castigo si se demuestra que jugadores como Tonalli o Fagioli promocionaron estas webs. En 2023, ambos pagaron caro: además de suspensiones, enfrentaron terapia por ludopatía y multas de 12,500 euros (Fagioli) y 20,000 euros (Tonali), según Infobae. Los otros diez implicados, al no haber apostado en fútbol, podrían evitar sanciones deportivas, pero su reputación está en juego.
Clubes como Juventus, AC Milan y Fiorentina enfrentan un golpe de imagen. “Es un problema de confianza en el fútbol”, escribió Tuttosport. La mención de Morata, aunque no lo implique directamente, añade drama a una liga que aún no se recupera de escándalos pasados.
Un problema más grande: Apuestas y fútbol
Italia batalla contra un mercado de apuestas ilegales que mueve 25,000 millones de euros al año, según ABC. Plataformas clandestinas, a menudo vinculadas a mafias, explotan la adicción al juego y la falta de regulación digital. Los futbolistas, con sueldos altos pero vidas bajo presión, son presas fáciles: “No es solo ludopatía; es un sistema que los engancha con promesas de diversión”, dijo un psicólogo a Il Messaggero.
Este caso recuerda al Calcioscommesse de 2011, pero la ausencia de amaños lo hace menos grave. Aún así, plantea preguntas: ¿cómo proteger a los jugadores?, ¿debería la Serie A educar más sobre los riesgos del juego?.
El Futuro: ¿Sanción o redención?
La Fiscalía de Milán sigue revisando dispositivos y transferencias, y la FIGC podría abrir un expediente disciplinario en mayo de 2025. Mientras, los jugadores implicados guardan silencio o, como Di María, niegan todo: “Nunca he hecho apuestas ilegales”, afirmó en Marca. Morata, por su parte, busca mantenerse al margen, pero su nombre ya circula en los titulares.
Este escándalo es más que una red ilegal; es un recordatorio de que el fútbol, con todo su glamour, es humano y vulnerable. En Milán, las luces del estadio San Siro brillan, pero en las sombras, las apuestas ilegales han dejado una marca.