viernes, abril 18, 2025
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La leyenda del 34: Appie Nouri, el sueño roto que sigue uniendo al Ajax

El fútbol tiene una forma cruel de recordarnos que no siempre es justo. En el corazón de Amsterdam, donde el balón rueda con la elegancia de un poema, Abdelhak “Appie” Nouri era la promesa que todos soñaban ver brillar. Un número 10 puro, con la magia de Iniesta en los pies y una sonrisa que iluminaba vestuarios. Pero el 8 de julio de 2017, un colapso en un amistoso cambió su destino, el del Ajax y el de miles de corazones que aún llevan su número 34 como bandera.

El chico de Geuzenveld que soñaba con el Ajax

Nacido el 2 de abril de 1997 en Amsterdam, de ascendencia marroquí, Appie Nouri creció en las calles de Geuzenveld, un barrio obrero donde el fútbol era más que un juego: era vida. Desde los siete años, el Ajax fue su hogar. En la academia, conocida por pulir diamantes como Cruyff y Van Basten, Nouri destacaba por su visión, su control y su humildad. “Appie jugaba como si el balón fuera parte de él”, recuerda Wim Jonk, exjefe de la cantera.

A los 19, ya era capitán de la Sub-19 holandesa y estrella del Jong Ajax, con 21 goles y asistencias en 26 partidos en la temporada 2016-17. Su debut con el primer equipo llegó el 21 de septiembre de 2016, marcando un golazo de falta contra Willem II en la Copa KNVB. “Ese día supe que sería grande”, dijo su compañero Hakim Ziyech, quien lo abrazó como a un hermano menor. Con solo 15 partidos en el primer equipo, Nouri ya era comparado con los mejores. Frenkie de Jong, su amigo inseparable, lo resumió: “Appie era mejor que todos nosotros”.

El día que el fútbol lloró

El 8 de julio de 2017, Ajax enfrentaba al Werder Bremen en un amistoso en los Alpes austríacos. Era un día caluroso, y Nouri, tras molestias estomacales, entró al campo en el segundo tiempo. En el minuto 72, sin contacto alguno, se desplomó. El estadio enmudeció. Sus compañeros, entre lágrimas y oraciones, rodearon al joven de 20 años mientras los médicos corrían. “No era una lesión normal. Todos lo sabíamos”, confesó Justin Kluivert, quien llamó ese momento “el peor de mi vida”.

Nouri sufrió una arritmia cardíaca que lo llevó a un paro. Aunque fue estabilizado tras 13 minutos de reanimación y trasladado en helicóptero a Innsbruck, el daño fue irreparable. Cinco días después, Ajax confirmó lo que nadie quería escuchar: Appie tenía “daño cerebral grave y permanente”. Su carrera, que prometía tocar el cielo, se apagó para siempre.

Un error que costó caro

La tragedia no solo fue un golpe del destino. En 2018, una investigación reveló que la atención médica en el campo fue insuficiente. El desfibrilador tardó en usarse, y los intentos iniciales se enfocaron en liberar las vías respiratorias en lugar de tratar el paro cardíaco. “Si hubiéramos actuado antes, tal vez habría sido diferente”, admitió Edwin van der Sar, entonces director del club. Ajax asumió la responsabilidad, y en 2022 acordó con la familia de Nouri una compensación de 7.85 millones de euros, además de cubrir sus cuidados de por vida. El club también retiró el dorsal 34, un gesto que inmortalizó a Appie.

La lucha de un guerrero y su familia

Tras casi tres años en coma, Nouri despertó en 2020. “Está despierto, come, duerme, a veces sonríe”, contó su hermano Abderrahim en el programa De Wereld Draait Door. Pero Appie no es el mismo. Requiere cuidados constantes, no puede hablar ni moverse solo. Sin embargo, su familia nunca ha perdido la fe. “A veces, cuando vemos fútbol, reacciona. Eso nos da vida”, dijo su padre, Mohammed.

En casa, adaptada para sus necesidades, Appie sigue siendo el centro de unión. Sus amigos, como De Jong y Donny van de Beek, lo visitan siempre que pueden. Una anécdota lo dice todo: cuando De Jong dudaba sobre fichar por el Barcelona, la madre de Nouri le preguntó a Appie: “¿A dónde debe ir Frenkie?”. Él levantó una ceja al escuchar “Barcelona”. “Ese momento fue mágico”, recordó De Jong.

El 34: Un símbolo de amor y resistencia

La tragedia de Nouri no solo sacudió al Ajax; unió al fútbol. En Amsterdam, los aficionados llenaron las calles de Geuzenveld con velas y mensajes. “Stay Strong Appie” se volvió un lema global. Cuando Ajax jugó contra Niza en la Champions, el partido se detuvo en el minuto 34 para aplaudirlo. “Nunca vi algo tan emotivo”, dijo Davinson Sánchez, quien lloró en el campo.

El dorsal 34 se convirtió en un homenaje eterno. Kluivert lo llevó en Roma, Van de Beek en Manchester United, y otros como Philippe Sandler y Amin Younes lo adoptaron en sus clubes. En 2019, Ajax dedicó su título de Eredivisie, el número 34, a Nouri, con su padre levantando el trofeo entre lágrimas. El club creó el Trofeo Abdelhak Nouri para premiar al mejor talento de la cantera, y una plaza en Amsterdam lleva su nombre. “Appie une a todos, sin importar colores o religiones”, dijo David Endt, ex jugador del club.

Una leyenda que trasciende

Appie Nouri no llenó estadios como Messi ni levantó Champions como Cruyff, pero su legado es más grande que cualquier trofeo. Representó la alegría del fútbol puro, la fuerza de una comunidad migrante y la resiliencia ante la adversidad. “Era un tipo que siempre sonreía, que hacía mejores a todos”, dijo Van de Beek. Su historia duele, pero también inspira.

Hoy, a sus 28 años, Nouri sigue en casa, cuidado por una familia que no se rinde. Ajax no lo olvida: su casillero está en el museo del club, y el 34 es sagrado. La pregunta de “¿hasta dónde habría llegado?” sigue flotando, pero quizás no importa. Appie ya llegó al corazón de todos.

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