En el béisbol, un deporte donde la tradición pesa tanto como un bate de madera maciza, pocas cosas logran romper el molde sin levantar polvo. Pero en 2025, los “torpedo bats”, bates con un diseño extraño, nacidos en los laboratorios del MIT, han irrumpido en la escena como un jonrón inesperado. Desarrollados por un físico con credenciales de genio, estos palos de forma torpedo han puesto a los New York Yankees en el centro de una polémica que tiene al mundo del béisbol dividido: ¿innovación brillante o trampa disfrazada?.
El origen: Un físico del MIT cambia las reglas del juego
Imagina un laboratorio en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), donde las ecuaciones y los experimentos suelen estar más ligados a cohetes que a rectas de 95 millas por hora. Ahí entra Aaron Leanhardt, un físico con doctorado del MIT que, antes de unirse a los Yankees como analista en 2022, probablemente nunca hubiera imaginado que su mente terminaría rediseñando un pedazo de madera de arce. Leanhardt, apodado “Lenny” por sus colegas, llegó al béisbol con una misión: usar la ciencia para darle una ventaja a los bateadores.
La idea detrás de los “torpedo bats” nació de un análisis simple pero revolucionario. Estudiando datos de swings, especialmente los del shortstop Anthony Volpe, Leanhardt notó que muchos bateadores hacían contacto más cerca de la etiqueta (label) del bate, no en el barril tradicional. ¿Por qué no redistribuir la masa del bate hacia donde realmente se golpea la pelota? Así surgió el diseño: un bate con un “sweet spot” más grueso y pesado cerca de las manos, que se afina hacia la punta, asemejándose a un torpedo. “Es simple física”, explicó Leanhardt en una entrevista con The Athletic.
“Pon más madera donde haces daño y menos donde no la necesitas”
¿Cómo funcionan los “Torpedo Bats”?
A diferencia de un bate convencional, que tiene un barril uniformemente grueso al final, los “torpedo bats” concentran más masa en la zona donde los jugadores tienden a conectar. Esto, en teoría, aumenta la velocidad de salida de la pelota (exit velocity) y reduce las fallas al minimizar el efecto de los contactos débiles. Según datos preliminares, el diseño busca “maximizar los barriles” (término para contactos sólidos) y “disminuir los misses”.
El resultado práctico lo vimos en el arranque de la temporada 2025. Los Yankees, en su serie inaugural contra los Milwaukee Brewers, batearon 15 jonrones en tres juegos, incluyendo un récord de franquicia de nueve en un solo partido. Jugadores como Jazz Chisholm Jr., Anthony Volpe, Cody Bellinger, Paul Goldschmidt y Austin Wells, todos usuarios de estos bates, se combinaron para nueve de esos vuelacercas. ¿Coincidencia? No todos están convencidos, pero los números hablan.
¿Trampa o innovación?: La legalidad bajo la lupa
Aquí viene el gran debate: ¿es esto trampa? La respuesta corta, según las reglas de la MLB, es no. El reglamento 3.02 estipula que un bate debe ser “una vara lisa y redonda, no más de 2.61 pulgadas de diámetro en su parte más gruesa y no más de 42 pulgadas de largo, hecho de una sola pieza de madera sólida”. Los “torpedo bats” cumplen con esos parámetros. No hay sustancias extrañas, no hay corcho como en los escándalos de Sammy Sosa en 2003, sólo un rediseño inteligente de la forma. La MLB confirmó su legalidad el 31 de marzo de 2025, tras el revuelo del fin de semana inaugural.
Sin embargo, la legalidad no acalla las críticas. Trevor Megill, pitcher de los Brewers que recibió parte del castigo yankee, soltó al New York Post: “Es terrible. Parece algo de softball de lanzamiento lento. Es genial, pero podría ser bush league”. Dave Portnoy, fundador de Barstool Sports, fue más allá en un video viral: “Es una trampa. Un geek del MIT está arruinando 200 años de béisbol”. Pero otros, como el manager de los Tigers, A.J. Hinch, ve una evolución natural: “Si funciona y está dentro de las reglas, todos lo usarán pronto”.
La verdad científica es más gris. Estudios como el de “Corked Bats, Juiced Balls, and Humidors” (American Journal of Physics, 2011) muestran que alterar un bate no siempre garantiza ventaja. Un bate más ligero puede aumentar la velocidad del swing, pero pierde inercia. Los “torpedo bats” no son más ligeros; redistribuyen el peso. Falta una data extensa para confirmar si realmente transforman a un bateador mediocre en un slugger, o si el éxito inicial es un placebo de confianza, como sugirió Chisholm: “Sientes que tienes más con qué trabajar”.
El boom en el diamante: De los Yankees al resto de la MLB
Los Yankees no están solos. Jugadores como Adley Rutschman (Orioles), Ryan Jeffers (Twins), Junior Caminero (Rays) y hasta Elly De La Cruz (Reds), ya han adoptado el diseño. Manny Machado (Padres) pidió un envío tras ver la masacre yankee, y los Braves hicieron lo mismo, según ESPN. Marcas como Victus Sports y Louisville Slugger ya producen versiones personalizadas, y el contagio es inminente. “Si ayuda, lo usará toda la liga en una semana”, predijo Chisholm.
Aaron Judge, curiosamente, no se ha subido al tren. Con cuatro jonrones en la serie inaugural usando un bate tradicional, dijo: “Lo que he hecho habla por sí solo”. Su postura resalta una división: mientras algunos ven una herramienta revolucionaria, otros confían en la vieja escuela.
El futuro: ¿Moda pasajera o cambio permanente?
Los “torpedo bats” no son los primeros en desafiar la tradición. Los bates de arce (maple) irrumpieron en los 90 y hoy dominan sobre el fresno. Pero no todo cuaja: los bates con contrapesos o los experimentos de los 80 se desvanecieron. Expertos citados por CBS Sports advierten que, si se popularizan demasiado, podrían alterar el balance ofensivo, llevando a más jonrones y menos estrategia. Un scout anónimo lo resumió:
“Justo lo que necesitamos, otro incentivo para que los pitchers no tiren strikes”
La MLB podría intervenir si los datos muestran una ventaja desproporcionada, pero por ahora, el experimento sigue vivo. Leanhardt, ahora con los Marlins, dejó un legado que trasciende su paso por Nueva York. “Es la naturaleza de este negocio”, dijo sobre la lenta evolución del diseño de bates. Y tiene razón: el béisbol, aferrado a su nostalgia, a veces necesita un empujón científico para avanzar.
Los “torpedo bats” son más que madera con forma rara; son un choque entre la física y la pasión, entre la innovación y la pureza del juego. No son trampa bajo las reglas actuales, pero sí un desafío a la esencia del béisbol. ¿Mejoran el espectáculo o desvirtúan la competencia? Depende de a quién le preguntes. Lo que es seguro es que, mientras vuelan jonrones en el Bronx y más allá, estos bates nacidos en el MIT seguirán dando de qué hablar.