La historia del lobo de Tepeji es cuando menos interesante, considerando su presente. Es relativamente conocido que, al ser originario de Hidalgo, su primera acercamiento con el fútbol a nivel formativo fue con las fuerzas básicas del Cruz Azul Hidalgo. De ahí la razón por la cual muchos aficionados cementeros quieren apropiarse del actual delantero del Fulham. Pero el ingreso a dicha escuela fue más por falta de alternativas que por una convicción real de pertenecer a la máquina celeste. Aunque estuvo a muy temprana edad y solo duró un año.
Aún en su infancia, pero ya en la capital del país, Jimenez ingresó a las fuerzas básicas de los azulcrema donde realizó el proceso completo a lo largo de las categorías inferiores, con altibajos, como en casi todos los futbolistas profesionales mexicanos. El venía de ser el campeón de goleo con “la escuelita” y el salto a fuerzas básicas le costó. Él ha llegado a comentar que incluso estuvo muy cerca de quedarse fuera debido a que no estaba rindiendo a plenitud. Una llamada de atención de uno de sus entrenadores fue suficiente, como el comentarle al padre de Raúl que si no metía el acelerador en su preparación se quedaría en el camino.
Afortunadamente, el Lobo prestó atención al consejo y el resto es historia. El medallista olímpico en Londres, dos veces campeón de liga en México, dos más en Portugal además de ser un histórico en Wolverhampton y un gran futbolista en Fulham; sin mencionar sus logros con la selección mayor de la cual ya es tres veces mundialista y tercer goleador histórico, además de tener su palmarés una Copa Oro y una Nations League.
Una ilustre carrera para el Lobo de Tepeji que parece estar llegando a su punto más alto al encontrarse en el que es probablemente su mejor momento futbolístico tras el golpe que casi termina con su trayectoria.
Raúl Jiménez, su origen cementero y como casi queda fuera del América
