miércoles, abril 2, 2025
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Hugo Camberos: La joya congelada de Chivas

En el fútbol mexicano, donde las promesas jóvenes deberían ser el combustible de la pasión, Hugo Camberos, un extremo de 18 años con el mundo a sus pies, está atrapado en un limbo helado. Chivas, el club que presume de su cantera como si fuera un tesoro nacional, lo tiene marginado, sin minutos, sin convocatorias, por un delito que no debería serlo: negarse a renovar un contrato que lo encadena al Rebaño y le cierra las puertas a Europa. Esta historia destapa una verdad incómoda de la Liga MX: los clubes prefieren el control al desarrollo, y los futbolistas mexicanos pagan el precio.

Hugo Camberos: De revelación a castigo

Nacido el 21 de enero de 2007 en El Grullo, Jalisco, Camberos es un producto puro de la cantera rojiblanca. Debutó con el primer equipo el 11 de enero de 2025 contra Santos Laguna, y en apenas 10 partidos de Liga MX (más 3 en Concacaf Champions Cup) se convirtió en un dolor de cabeza para las defensas rivales: un gol, dos asistencias, 18 centros (6 exitosos) y 10 duelos uno contra uno ganados. Su velocidad y descaro lo pusieron en la mira de clubes europeos como Feyenoord y Ajax, quienes, según MARCA México, ya preguntaron por su situación contractual.

Pero el cuento de hadas dio un giro sombrío. Desde el 15 de marzo de 2025, Camberos no ha jugado un solo minuto. ¿Lesión? ¿Baja de rendimiento? No, Chivas lo tiene congelado por rechazar una oferta de renovación. La directiva, liderada por Amaury Vergara, propuso un contrato con una cláusula de rescisión de entre 10 y 20 millones de dólares, una cifra que dificultaría su salida a Europa. Camberos y su agente, Matías Bunge, buscan una cláusula más baja (4-5 MDD) y un trato como jugador de primer equipo, no de juvenil. Sin acuerdo, el Rebaño optó por el castigo: bancazo total.

¿Qué significa esto para el futbolista mexicano?

Congelar a un jugador no es nuevo en el fútbol mundial, pero en México tiene un sabor particularmente amargo. Para Camberos, esto es un freno brutal: a sus 18 años, cada partido es una vitrina para Europa y la Selección Mexicana Sub-20, donde está convocado para el Mundial de Chile (septiembre-octubre 2025). Su contrato vigente hasta 2026 lo protege de salir gratis este año, pero el tiempo en la congeladora podría enfriar su ascenso meteórico y afectar su confianza.

Esto refleja un problema sistémico en la Liga MX: los clubes priorizan el control sobre el desarrollo. Chivas, que presume su tradición de “solo mexicanos”, está dando un mensaje claro: si no firmas, no juegas. Este no es el club que lanzó a Javier Hernández al Manchester United o a Carlos Salcido al PSV, es una puñalada al espíritu de formación que tanto cacarean porque la alianza con PSV, firmada en 2023, debería ser un puente para Europa, pero en lugar de negociar una salida con porcentaje de reventa (como hace River o Boca), Chivas opta por el hielo. 

Esto es un recordatorio de que el futbolista mexicano sigue siendo rehén de directivas que ven más billetes que balones. Amaury Vergara parece olvidar que el éxito de una cantera no se mide en cuántos se quedan, sino en cuántos trascienden.

Casos similares: El manual del castigo en la Liga MX

  • Carlos Salcedo y Tigres (2022): El “Titán” fue apartado del equipo por diferencias con la directiva tras un conflicto contractual. Terminó saliendo al Toronto FC, pero su carrera en México quedó marcada por el roce.
  • Santiago Muñoz y Santos (2021): En medio de sus negociaciones de renovación, Dante Elizalde separó al futbolista de la pretemporada que realizaba el equipo en Barra de Navidad, Jalisco y lo mandó a Torreón. El club le negó el acceso a la casa club, todo esto presionando al jugador para que firmara su renovación.
  • Alexis Vega y Chivas (2023): Vega, junto a “Chicote” Calderón y Raúl Martínez, fue suspendido indefinidamente por Amaury Vergara por un escándalo extracancha. Aunque no fue un tema de renovación, el castigo reflejó la mano dura del dueño, quien pasó por encima del técnico Veljko Paunovic.
  • Jonathan González y Monterrey (2018): El mexicoestadounidense fue “congelado” por Rayados al negarse a renovar, perdiendo meses clave antes de consolidarse como titular.
  • Oswaldo Alanís y Chivas (2018): En sus últimos seis meses de contrato se fue a la banca tras no aceptar las condiciones de renovación de contrato y Matías Almeyda, entrenador de las Chivas en ese momento, comentó que era “normal” no jugar si no llegaba a un acuerdo.

En todos estos casos, el patrón es el mismo: el club usa su poder para presionar, dejando al jugador en un limbo que beneficia más a las finanzas que al fútbol. Chivas, con Camberos, lleva esta práctica a un nivel casi caricaturesco: un canterano de 18 años, su propia joya, castigado por soñar con Europa. ¿Dónde queda el orgullo de formar talento si lo entierras en la banca?

¿Qué significa para el futbolista mexicano?

Para Hugo Camberos, esto es un balde de agua fría. A los 18, cada partido es una vitrina; estar parado lo desconecta del ritmo que necesita para el Mundial Sub-20 en Chile (septiembre 2025), donde México lo ve como titular. Mentalmente, es un mazazo: te dicen que vales, pero te tratan como prescindible. Para el fútbol mexicano, es un grito de auxilio: los jóvenes que sueñan con Europa enfrentan un sistema que los castiga por mirar más allá del horizonte. Mientras en Argentina o Brasil los clubes venden talento y reinvierten, aquí se prefiere el estancamiento. Camberos podría irse libre en 2026 si no renueva, pero ¿a qué costo para su carrera?.

Chivas, ¿dónde quedó el amor por el juego? Congelar a Camberos no es proteger un legado; es enterrar un futuro. La Liga MX, con sus reglas anquilosadas y su mentalidad de feudo, sigue siendo un freno para los que quieren volar. Hugo no merece ser un peón en este ajedrez de egos; merece una cancha donde su zurda hable. Si Chivas no lo suelta, que no se queje cuando Europa lo rescate por centavos o nada. Porque el fútbol, al final, no entiende de cadenas: el talento siempre encuentra su luz, aunque sea a pesar de quienes lo vieron nacer. Que rueden cabezas en el Akron, o al menos, que rueden balones con Hugo en ellos.

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