Por segunda vez en la historia de la NCAA, los cuatro cabezas de serie han rugido hasta la Final Four, un hito que no veíamos desde 2008, cuando Derrick Rose y Kansas dejaron su huella en San Antonio. Este 2025, los Auburn Tigers, Florida Gators, Duke Blue Devils y Houston Cougars, todos sembrados #1, se enfrentarán el 5 de abril en el Alamodome, prometiendo un espectáculo de élite que mezcla tradición, prestigio y un hambre feroz por el título.
2008: El precedente épico
Corría el año 2008 cuando la NCAA vivió su primera Final Four de puros #1: Kansas Jayhawks, Memphis Tigers, North Carolina Tar Heels y UCLA Bruins. Aquel torneo, también en San Antonio, fue un desfile de talento. Derrick Rose, entonces un freshman de Memphis, deslumbró con su explosividad, mientras Kansas, liderado por Mario Chalmers, selló una remontada histórica en la final (75-68 en overtime) tras el triple milagroso de Chalmers que empató el juego. Fue un duelo de titanes: cuatro programas con raíces profundas y un nivel que dejó a todos boquiabiertos. Sin embargo, las victorias de Memphis fueron luego anuladas por irregularidades con Rose, dejando a Kansas como el rey oficial. Desde entonces, ningún torneo había replicado esa perfección de los #1… hasta ahora.
Auburn Tigers: El rugido del ascenso
Los Auburn Tigers llegan como el #1 del South Region y el sembrado general tras una temporada dominante en la SEC (récord de 32-5). Bajo el mando de Bruce Pearl, este equipo ha transformado su narrativa. Históricamente, Auburn no era un gigante del baloncesto: su única Final Four previa fue en 2019, también con Pearl. Pero este año, con Johni Broome (SEC Player of the Year, 25 puntos y 14 rebotes en la Elite Eight vs. Michigan State), los Tigers han demostrado que su regularidad (16-4 en Quad 1) no es casualidad. Su prestigio crece, y aunque no tienen títulos, esta podría ser su primera corona. ¿Un dato curioso? Auburn venció a Duke en noviembre, un guiño a lo que podría venir.
Florida Gators: La resurrección de los reptiles
Los Florida Gators, #1 del West Region, traen un pedigrí que pocos igualan: campeones en 2006 y 2007 bajo Billy Donovan. Con un récord de 34-4 y el título del torneo SEC, este equipo liderado por Walter Clayton Jr. (18.1 puntos y clutch en la Elite Eight vs. Texas Tech) ha resucitado tras años de altibajos. Su última Final Four fue en 2014, y ahora, con Todd Golden al timón, muestran un ataque letal (líderes en eficiencia ofensiva). Florida ya humilló a Auburn 90-81 en febrero, con 13 triples, y su versatilidad los hace temidos. ¿Su meta? Un tercer título que los ponga entre la élite histórica con tres o más trofeos.
Duke Blue Devils: La nobleza del baloncesto
Si hay realeza en la NCAA, son los Duke Blue Devils, #1 del East Region. Con 17 Final Fours y 5 campeonatos (el último en 2015), Duke es sinónimo de excelencia. Jon Scheyer, en su tercer año tras suceder a Mike Krzyzewski, ha llevado a este equipo (35-3) a un nivel estratosférico, con Cooper Flagg como estandarte. Flagg, proyectado como el #1 del próximo draft NBA, promedió 30 puntos y 7 asistencias contra Arizona en Sweet 16. Duke aplastó a Alabama 85-65 en la Elite Eight y es favorito por su ofensiva histórica (la más eficiente en la era KenPom). Su legado pesa, y una sexta corona los acercaría aún más al récord de UCLA (11).
Houston Cougars: La fortaleza texana
Los Houston Cougars, #1 del Midwest Region, llegan con un récord de 33-4 y un dominio aplastante en el Big 12. Kelvin Sampson ha construido una máquina defensiva (líderes nacionales en puntos permitidos, 58.5 por juego) que destrozó a Tennessee (69-50) en la Elite Eight, limitándolos a 15 puntos en la primera mitad. Houston tiene 7 Final Fours, pero no gana desde 1984, cuando Hakeem Olajuwon y Clyde Drexler eran sus estrellas. Este equipo, con un trío de tiradores (9 triples por juego en el torneo) y la madurez de Milos Uzan, busca su primer título moderno. ¿Revancha? Duke los eliminó en Sweet 16 el año pasado; ahora el choque es en semifinales.
¿Por qué este Final Four es épico?
Que los cuatro #1 lleguen no es solo un dato estadístico; es una colisión de prestigio y poder. Duke representa la tradición aristocrática; Florida, la resurrección de un campeón; Houston, la tenacidad moderna; y Auburn, el hambre del nuevo contendiente.
En 2008, Kansas venció a un Memphis lleno de futuros NBA, pero este 2025 enfrenta a cuatro programas que han arrasado en sus conferencias (SEC, ACC, Big 12). La última vez que San Antonio vio esto, nació una final legendaria. Ahora, el sábado 5 de abril, Auburn vs. Florida y Duke vs. Houston prometen fuego puro, con la gran final el lunes 7.
Esto no es solo baloncesto; es una guerra de filosofías. Auburn y Florida traen el sabor SEC, donde la profundidad y el caos reinan. Duke es la precisión quirúrgica de la ACC. Houston, con su defensa asfixiante, es el alma dura del Big 12. Cada universidad lleva un legado: Duke con su dinastía, Florida con su doblete, Houston con sus casi-glorias de los 80, y Auburn con su sueño por cumplir. En 2008, Chalmers inmortalizó a Kansas; en 2025, ¿será Flagg, Clayton, Broome o un Cougar quien escriba la historia?.