domingo, marzo 30, 2025
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Marco Jaime: El shortstop que lleva el béisbol en la sangre y el flow en el alma

En el diamante del Parque Alberto Romo Chávez, hogar de los Rieleros de Aguascalientes, hay un tipo que no pasa desapercibido. Se llama Marco Jaime, pero si gritas “La Marash” desde las gradas, seguro voltea con una sonrisa. Este mexicoamericano, shortstop de manos rápidas y corazón grande. Esta es la historia de un pelotero que no solo juega: inspira, divierte y sueña en grande para la temporada 2025 de la Liga Mexicana de Béisbol.

“La Marash”: De maravilla a puro piquete

Primero lo primero, ¿de dónde salió ese apodo tan pegajoso? Marco se ríe y me lleva al pasado:

“Todo comenzó con Bravos de León. Hice unas jugadas espectaculares que volvieron loca a la afición, y empezaron a llamarme ‘La Maravilla’. Como tenía 19 añitos, me decían ‘El Chico Maravilla’. Pero luego llegué a Yucatán, y un amigo ahí que tanto lo estimo; Sebastián Valle, empezó a decirme ‘La Marash’”. ¿La razón? Un guiño al rapero puertorriqueño Arcángel, que usa esa palabra como sinónimo de maravilla, pero con un toque con más flow. “Me dijo que tenía más piquete, y pues me quedé con él”, cuenta entre risas. Así, de maravilla a “La Marash”, Marco encontró un sello que lo define dentro y fuera del campo.

Un amor que nació a los 4 años

El béisbol no es solo un trabajo para Marco; es un legado familiar. “Todo comenzó con la familia: mi papá, mis tíos, mi abuelo… ellos tienen el béisbol en la sangre desde chiquitos. Me enseñaron desde los 4 años, y desde entonces vengo ganando la pelota”. 

Imagínate a un pequeño Marco, bate en mano, corriendo bases bajo la mirada orgullosa de su familia. No es de extrañar que hoy, con 28 años, sea un shortstop clave para los Rieleros, un equipo que en 2025 celebra 50 años de historia y busca un título que no levanta desde 1978. La pelota, para él, no es solo un deporte; es una herencia que lleva con orgullo.

Exatlón: Lecciones de acero para el diamante

Recientemente, Marco se aventuró fuera del béisbol y se metió al Exatlón México, esa competencia salvaje de circuitos que pone a prueba cuerpo y mente: “Nombre, mis respetos para el Exatlón. Esos circuitos son para atletas de alto rendimiento. Me enseñaron que siempre hay que seguir hasta el final”, comentó con un brillo de admiración en los ojos. Aunque reconoce que es un uno contra uno muy distinto al béisbol, las lecciones calaron hondo: “Aquí voy a demostrar lo que es, siempre dándole con todo, mostrando que cada día uno puede ser mejor y cumplir lo que te propongas”

Si algo dejó claro el Exatlón, es que “La Marash” no se rinde, ni en un obstáculo ni en un doble play.

La familia y Dios: El motor detrás del guante

¿Y qué lo impulsa a levantarse cada día? Marco no duda: “Mi motivación es mi familia, mi niño Marquitos Jr., mi mujer y Dios. Ellos me impulsan, me motivan”. Hay una ternura en su voz cuando menciona a su hijo, y un fuego cuando habla de su fé. Es fácil imaginarlo en el dugout, mirando al cielo antes de un turno, o corriendo a casa para abrazar a su pequeño después de un juego. Ese equilibrio entre la garra del shortstop y el calor del padre de familia es lo que hace a Marco tan humano, tan relatable.

El shortstop: El cerebro del infield

Para Marco, jugar en la posición seis no es solo correr y atrapar. “La defensa es todo. El shortstop es la cabeza del infield. Tienes que estar atento a todas las posiciones, a todas las jugadas, a tus compañeros. Define rangos, defensas… es tratar de ser lo más perfecto posible, aunque a veces sea imposible”. Suena como un general dirigiendo tropas, y en cierto modo lo es. Cada roletazo, cada línea, cada robo de base pasa por sus manos y su cabeza. En una LMB donde los batazos vuelan, Marco sabe que una buena defensa puede ser la diferencia entre playoffs y eliminación.

Un legado para Aguascalientes

Con los Rieleros celebrando medio siglo en 2025, su respuesta es pura chispa: “Me gustaría dejarles una buena impresión de Marco Jaime, que siempre tiene alegría, que deja un buen sabor de boca a la afición y a los niños que admiran el béisbol. Que tengan ganas de ser peloteros como uno, o mejor”. No se trata solo de jonrones o atrapadas espectaculares; es de encender una llama en la próxima generación. En un equipo que sueña con repetir la gloria de 1978, “La Marash” quiere ser recordado como el tipo que jugó con el corazón en la mano y una sonrisa en la cara.

“La Marash” en el diamante: Más que un apodo

Hablar con Marco Jaime es como ver un juego de béisbol: emocionante, impredecible y lleno de vida. De sus días como “Chico Maravilla” en León a su reinvención como “La Marash” en Yucatán, este shortstop mexicoamericano no solo trae talento a los Rieleros; trae alma. Con el Exatlón en el retrovisor, su familia en el corazón y un guante que parece imantado, Marco está listo para hacer de 2025 una temporada inolvidable. 

Así que, afición de Aguascalientes, prepárense: “La Marash” no solo juega béisbol, lo vive, y quiere que ustedes lo vivan con él.

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