En un mundo donde los motores rugen y el asfalto arde, Regina Sirvent se ha convertido en mucho más que una piloto: es un símbolo de fuerza, pasión y cambio. Esta joven mexicana de 22 años, nacida el 13 de febrero de 2003 en la Ciudad de México, no solo ha conquistado podios en NASCAR, sino que ha acelerado a fondo para abrir camino a las mujeres en un deporte históricamente dominado por hombres. Con su casco puesto y el corazón en la pista, Regina está reescribiendo las reglas del automovilismo.
De los karts al asfalto: Una pasión con raíces familiares
El amor de Regina por la velocidad no nació de la nada; viene en la sangre. Su abuelo, José Sirvent, fue un campeón nacional de rallies en México durante los años 70, y su legado quedó grabado en trofeos, fotos y una colección de autos que despertaron la curiosidad de una niña inquieta. A los nueve años, su abuelo le regaló su primer kart, y lo que empezó como un juego de fin de semana con su papá se convirtió en el combustible de una carrera que no para de crecer.
A los 14 años, Regina dio el salto a las Trucks de NASCAR PEAK México, aprovechando un cambio en las reglas que bajó la edad mínima de 16 a 14. Su primera prueba, en San Luis Potosí, fue un caos controlado: calor infernal, una pista endiablada en Monterrey y un auto que parecía tener vida propia. Pero Regina no se achicó. Con el apoyo de Alejandro Suárez (padre del piloto Daniel Suárez), encontró patrocinio y debutó en 2017, convirtiéndose en la única mujer en la parrilla. Desde ese momento, el automovilismo mexicano supo que había llegado alguien especial.
Rompiendo récords y paradigmas
El 2020 fue el año en que Regina dejó de ser una promesa para convertirse en leyenda.
A los 17 años, se coronó como la primera mujer en ganar una carrera en la categoría Trucks de NASCAR México, llevándose la victoria en Querétaro y repitiendo la hazaña en Aguascalientes. ¿Su reacción? Un grito de euforia y un “¡Gracias, abuelas!” que resonó hasta Charlotte. Porque sí, detrás de esta piloto hay una familia que la empuja: sus abuelas, con sus rezos y consejos de “sé valiente”, son su amuleto secreto.
Pero Regina no se detuvo ahí. En 2021, fue seleccionada para el programa NASCAR Drive for Diversity, un proyecto que impulsa a pilotos de minorías y mujeres en un deporte donde las estadísticas no mienten: de los 300 aspirantes anuales, sólo un puñado llega, y ella fue una de las dos elegidas ese año. Como la única latina en el programa, Regina lleva el orgullo mexicano en cada vuelta, inspirada por Daniel Suárez, el primer mexicano en ganar en la NASCAR Cup Series. Y en 2024, hizo historia otra vez al ser la primera mujer en correr en la pista improvisada del Coliseo de Los Ángeles, un óvalo corto que puso a prueba su temple y la catapultó como un ícono emergente.
“La calidad en las pistas no depende del género”
Mujeres en el automovilismo
Hablemos claro: el automovilismo no es un terreno fácil para las mujeres. En la Fórmula 1, ningún asiento de los 20 actuales es ocupado por una piloto. En NASCAR, nombres como Danica Patrick han brillado, pero son la excepción, no la regla. En México, Regina comparte pista con talentos como Andrea Lozano y Ximena Labastida, pero sigue siendo una pionera en un mundo donde los cascos suelen esconder barbas y no coletas. “No hay hombres ni mujeres, solo pilotos”, dice ella, y aunque suena bonito, la realidad es que cada victoria suya es un martillazo a los prejuicios.
Su presencia en NASCAR no solo inspira a niñas que sueñan con correr, sino a ingenieras, mecánicas y estrategas que ven en ella una puerta abierta. Regina lo sabe: “Si lo ves, lo puedes lograr”. Y ella es esa imagen que tantas han esperado.
2025: Un año de revancha y ambición
Regina se prepara para la “Chiapas Extraordinario por Naturaleza 200” en el Súper Óvalo de Chiapas, este 23 de marzo. Tras un 2024 lleno de altibajos, un segundo lugar histórico en San Luis Potosí y una dura eliminación en los playoffs de la categoría Challenge en Querétaro , ella y su equipo Dynamic Motorsports van por la revancha.
Con el auto #10 de Kotex, Regina busca un podio que la consolide como contendiente seria en NASCAR México Series.
Pero sus ojos están puestos más allá. Su sueño a largo plazo es la NASCAR Cup Series, la máxima categoría en Estados Unidos, donde autos de 350 km/h esperan a quien se atreva a domarlos. Para llegar ahí, planea escalar por ARCA, Trucks y Xfinity, un camino que exige paciencia, pero que ella recorre con la misma determinación que mostró en su primera carrera a los 14.
El toque único de Regina
Fuera de la pista, Regina es una mezcla fascinante: estudia Ingeniería Industrial e Innovación Tecnológica, come aguacates como si fueran dulces y tiene una relación entrañable con sus abuelas, con quienes comparte café y pan dulce en sus visitas a México. Su auto, diseñado por Jimena Gutiérrez con motivos prehispánicos y toques femeninos, es un reflejo de su identidad: orgullosamente mexicana y sin miedo a destacar.
Y luego está su alianza con Grupo Firme, la banda que puso música a su aventura en Los Ángeles en 2024. “Es la unión del deporte, la música y el arte”, dijeron ellos, y Regina lo vive a fondo: una piloto que no solo corre, sino que inspira con cada acelerón.
Regina Sirvent no es solo una piloto; es un terremoto que sacude el mundo del automovilismo. Cada victoria, cada pole, cada curva que toma a 200 km/h es un grito de que las mujeres pueden y deben estar en este juego. México tiene en ella a una embajadora de la velocidad, y el mundo, a una estrella que apenas empieza a brillar.