Los Xolos de Tijuana soltaron una bomba que retumbó desde la frontera hasta el último rincón de la Liga MX: Juan Carlos Osorio, el “Profe” de las rotaciones infinitas y las playeras con frases motivacionales, ya no es su entrenador. Sí, señores, el colombiano que llegó como mesías en el Apertura 2024 y los llevó a cuartos de final después de cinco años de sequía, hoy hace maletas tras un Clausura 2025 que fue un desastre.
El vaivén de Osorio
Osorio no es ningún novato. Este señor de gafas y acento cafetero llegó a México en 2015 para tomar las riendas de la Selección Mexicana, y vaya que dejó huella. Con el Tri, protagonizó el inolvidable 1-0 contra Alemania en Rusia 2018, sí, ese día que todos gritamos “¡coreano, hermano, ya eres mexicano!”, pero también cargó con el 7-0 contra Chile en la Copa América 2016, una pesadilla que aún nos hace despertar sudando. Su estilo de rotaciones constantes dividió opiniones: unos lo veían como un genio táctico, otros como un loco que no sabía decidirse por 11 titulares. Al final, tras caer en octavos ante Brasil, el “Quinto Partido” siguió siendo un sueño y Osorio salió por la puerta de atrás en 2018.
Después de su aventura tricolor, el Profe dio tumbos por Paraguay, Colombia, Egipto y Brasil, pero ningún proyecto cuajó como él quería. Hasta que en mayo de 2024, Xolos de Tijuana le tendió la mano tras un Clausura desastroso con Miguel Herrera. Osorio llegó con su libreta llena de ideas, su maleta de experiencias y una misión: sacar al equipo del hoyo.
Apertura 2024: El milagro fronterizo
Y vaya que lo logró. En el Apertura 2024, Osorio transformó a unos Xolos que venían de ser el hazmerreír de la Liga MX en un equipo competitivo. Con 29 puntos, 8 victorias y un séptimo lugar, los metió al Play-In y luego a cuartos de final, algo que no veían desde el Clausura 2019. Con jóvenes como Efraín Álvarez y Gilberto Mora brillando, y veteranos como Christian Rivera o Unai Bilbao enchufados, Tijuana soñó en grande. Claro, la Liguilla terminó en pesadilla: Cruz Azul les dio un baño de realidad con un global de 4-3, pero el mérito estaba ahí. Osorio había devuelto la esperanza al Caliente. Hasta pusieron césped sintético nuevo para celebrar el regreso a la élite. ¿Qué podía salir mal?
Clausura 2025: Cuando el castillo se vino abajo
El Clausura 2025 fue un tren descarrilado desde el silbatazo inicial. En 11 jornadas, Xolos sumó solo 7 puntos: 2 victorias, 1 empate y 8 derrotas. La defensa era un colador, 27 goles en contra, la peor de la liga y el ataque, aunque metió 17 goles, no alcanzaba para tapar los hoyos. El golpe mortal llegó el domingo pasado, cuando Tijuana ganaba 3-0 al Atlas y terminó perdiendo 4-3 en casa. Imagínate la cara de la afición: de la euforia al “¿qué demonios pasó aquí?” en 90 minutos.
La directiva, harta de ver al equipo en el sótano y con la presión de una afición que ya no aguantaba más, le dio las gracias al Profe con un comunicado frío pero cortés: “Juntos logramos ser protagonistas y regresar a Liguilla. Éxito en tus futuros proyectos”. Traducción: “Gracias por lo del año pasado, pero esto ya no lo aguantamos”.
La guillotina que no descansa
En el fútbol mexicano, los entrenadores son como esos personajes de videojuego con una sola vida: te equivocas un par de veces y game over. En el Clausura 2025, Osorio es el cuarto DT en caer, tras Gustavo Lema (Pumas), Veljko Paunovic (Tigres) y Óscar García (Chivas). Aquí no hay paciencia para procesos largos; si no das resultados rápido, te cortan la cabeza. El récord está en el Clausura 2019, con 9 ceses, y este torneo parece ir por el mismo camino.
Osorio, con su filosofía de rotaciones y su apuesta por jóvenes, chocó con la realidad de una Liga MX que premia lo inmediato. En Tijuana empezó como héroe, pero el mal arranque del 2025, la falta de consistencia y esa remontada épica del Atlas fueron el tiro de gracia. ¿Lo echaron por justo o se apresuraron?. La verdad, en México nunca lo sabremos, porque aquí los proyectos se miden en semanas, no en años.
El legado de Osorio y el futuro incierto de Xolos
Con 34 partidos dirigidos (12 victorias, 7 empates, 15 derrotas), Osorio deja Tijuana con un 42% de efectividad y una montaña rusa de emociones. Resucitó al equipo en 2024, le dio identidad y apostó por el talento mexicano, pero el 2025 lo devoró vivo.
Así es el fútbol mexicano, amigos: un carrusel de emociones donde los héroes de ayer son los villanos de hoy. Osorio se va con su maleta llena de frases motivacionales y la frente en alto, pero con el sabor amargo de un adiós prematuro. Y nosotros, como siempre, seguimos esperando el próximo capítulo de esta telenovela llamada Liga MX.