Teresa Ixchel Alonso García, una nadadora artística mexicana que brilló como pocas en el agua, ha vuelto a salir a flote, pero esta vez no con medallas, sino con una denuncia que tiene a la CONADE (Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte) en el ojo del huracán.
Desde hace cinco años, esta sirena de 27 primaveras viene peleando contra viento y marea, acusando a su exentrenadora Adriana Loftus de acoso y discriminación, y ahora apunta directo a la CONADE por, según ella, forzarla a colgar el traje de baño y renunciar a su carrera.
El nado que se convirtió en pesadilla
Tere Ixchel no es cualquier nadadora. Hablamos de una multicampeona nacional e internacional, doble subcampeona panamericana (Toronto 2015 y Lima 2019), finalista mundial juvenil y una de las 30 mejores del planeta en su momento. Desde los 7 años, esta ingeniera de la UNAM nadó con la gracia de un delfín y la fuerza de un tiburón, representando a México por 12 años. Pero en 2017, su sueño empezó a hundirse. ¿La razón? Adriana Loftus, su entrenadora en la Selección Nacional de Natación Artística, a quien Tere acusa de violencia psicológica brutal.
En un video que subió a Instagram en febrero de 2020, Tere soltó el primer cañonazo:
“Me hizo bullying; me decía gorda, chaparra y de piernas cortas; fui su costal de boxeo.”
Esos insultos no eran solo palabras; la llevaron a un pozo de ansiedad, depresión y trastornos alimenticios. “Llegué a provocarme el vómito, dejaba de comer”, confesó a Milenio. El colmo vino cuando el abuso la mandó al hospital con sangrado gástrico y anemia crónica. ¿Y qué hizo Loftus? Según Tere, solo preguntó “¿cuándo regresas a entrenar?”, como si un tubo gástrico roto fuera un raspón de rodilla.
La CONADE: ¿Cómplice o verdugo?
Aquí entra la CONADE al quite, y no precisamente para tirar salvavidas. Tere denunció formalmente a Loftus en 2019 ante la Federación Mexicana de Natación (FMN), el CONAPRED (Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación) y la propia CONADE, entonces dirigida por Ana Guevara. ¿Qué pidió? Que la reintegraran al equipo y la protegieran del acoso. ¿Qué pasó? Nada. El 1 de enero de 2020, la vetaron de la selección y le cortaron la beca de 15,000 pesos mensuales que tenía como atleta de alto rendimiento.
“Me dejaron fuera por alzar la voz”
Cinco años después, con Rommel Pacheco al mando de la CONADE desde noviembre de 2024, Tere sigue nadando en un mar de promesas vacías. “Lo contacté hace casi un año y me dijo que me iba a ‘contactar’. Hasta hoy, nada”, reveló en un video viral de Instagram. Su acusación es clara: la CONADE no solo ignoró su caso, sino que la obligó a renunciar a su carrera al no garantizarle justicia ni un regreso seguro al agua.
Cuando las sirenas nadaban sin red… y vendían toallas
No es nuevo que las nadadoras artísticas mexicanas naden contra corriente. En los 90, las hermanas Fernández, Liliana y Pilar, se colgaron bronce en el Mundial de 1991, pero lo hicieron con albercas prestadas y sin un peso de la CONADE. Para Atlanta 1996, el equipo vendió rifas y pidió donativos porque el presupuesto oficial era un cero a la izquierda, según El País. Avanzamos a 2024, y la historia se repite con un giro tragicómico: el equipo de natación artística, rumbo a París 2024, tuvo que vender toallas conmemorativas para costear su viaje. Como reportó TUDN, las “sirenas”, lideradas por Nuria Diosdado, lanzaron una edición especial con Dry Up, a 415 pesos cada una, porque la CONADE, bajo Ana Guevara, les dio la espalda. “Necesitamos su apoyo para seguir costeando los gastos”, pidieron en redes, tras 27 años sin clasificar a unos Juegos Olímpicos. Tere Ixchel es parte de esta saga: su lucha personal refleja un abandono sistémico que sigue dejando a las atletas a flote por su cuenta.
Un proceso legal más lento que una brazada en lodo
El caso de Tere es un culebrón de irregularidades. En 2020, el CONAPRED emitió medidas cautelares para protegerla, pero sorpresa, nunca se aplicaron. “Hay instituciones fantasmas recibiendo dinero del gobierno”, denunció Tere el 7 de marzo a SonoraPresente, sugiriendo corrupción en el deporte mexicano. Lleva cinco años en tribunales, y aunque dos procesos concluyeron en 2025, el daño está hecho: su carrera se fue al fondo del océano. “Tengo miedo y temo por mi vida”, confesó en TikTok, entre amenazas de excompañeras y un sistema que, dice, la quiere callada.
¿Por qué la CONADE no actúa? Según El Universal, Tere acusa a Rommel Pacheco y a María José Alcalá (presidenta del Comité Olímpico Mexicano) de hacerse de la vista gorda. “Él trae competencias, sí, pero no habla de la violencia”, dijo en W Radio. Mientras, Loftus sigue al frente del equipo nacional, que en 2023 ganó oro en Egipto, pero con un costo que Tere no olvida: “Esas medallas no tapan el abuso”.
Una sirena que no se rinde
Tere no solo perdió su carrera; perdió su sueño olímpico. “Quería ir a Tokio 2020”, contó a Proceso en 2020. En cambio, se quedó con un expediente lleno de polvo y un grito que retumba: “Voy a destapar la cloaca”. Su lucha ha inspirado el movimiento #NiUnaAtletaMás, donde otras deportistas han alzado la voz contra la violencia en el deporte mexicano. Pero también ha destapado una verdad incómoda: la natación artística lleva años nadando en el abandono.
Si Tere tiene razón, la CONADE no solo falló en protegerla, sino que la castigó por no quedarse callada. “Prefiero morir como mujer que como cobarde”, lanzó en su video más reciente, y esas palabras pesan más que cualquier medalla.
Tere Ixchel Alonso no es solo una nadadora; es un símbolo de lo que pasa cuando el talento choca con un sistema que prefiere flotar a enfrentar las olas. Su denuncia contra la CONADE no es un chapoteo menor; es un tsunami que pide respuestas. ¿Por qué una atleta de su calibre terminó fuera del agua?, ¿por qué la institución que debería impulsarla la dejó hundirse?. Mientras Loftus sigue entrenando y la CONADE guarda silencio, Tere sigue dando brazadas fuera de la alberca, peleando por un cambio que, ojalá, no llegue tarde.