miércoles, marzo 12, 2025
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Leila Pereira, presidenta del Palmeiras, amenaza con llevarse el balón a la Concacaf

Leila Pereira, la presidenta del Palmeiras que no le teme ni al VAR, acaba de lanzar un bombazo que tiene al fútbol sudamericano viendo estrellitas. En una entrevista con TNT Sports Brasil, soltó una frase que resonó como gol en el último minuto:

 “Si la Conmebol no respeta al fútbol brasileño, deberíamos pensar en mudarnos a la Concacaf”

Sí, señores, la jefa del Verdão no se anda con rodeos, y esta vez puso el continente patas arriba con una propuesta que suena a locura, pero que tiene más sustancia de la que parece.

El chispazo: Racismo en la Libertadores Sub-20

Todo arrancó con un episodio que no tiene nada de risa. En la Copa Libertadores Sub-20, durante un partido contra Cerro Porteño el 7 de marzo, el delantero palmeirense Luighi se llevó la peor parte: hinchas paraguayos le gritaron insultos racistas e imitaron gestos de mono desde las gradas. El pibe, con apenas 18 años, terminó llorando frente a las cámaras, y esas lágrimas no solo conmovieron a Brasil, sino que encendieron la furia de Leila. La Conmebol, fiel a su estilo de “castigo de chocolate”, multó a Cerro con 50,000 dólares, les cerró las puertas para un juego, el DT, Daniel Achucarro, dos partidos de suspensión y les mandó a hacer una campaña antidiscriminación. ¿Resultado? Leila explotó: “Ridículo. Por encender una bengala te clavan 78,000 dólares, pero por racismo, ¿esto? Es una vergüenza”.

Y no es la primera vez que el Verdão se las ve negras con este tema. En 2022, la hinchada de Cerro ya había hecho lo mismo contra los aficionados de Palmeiras. Para Leila, la gota que colmó el vaso fue ver que la Conmebol no toma en serio un delito que, en sus palabras, “hiere al mundo entero”. Así que decidió tirar el balón bien lejos: si en Sudamérica no los respetan, que se vayan al norte.

La CBF entra al quite

La Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) no se quedó de brazos cruzados. El 9 de marzo, sacó un comunicado diciendo que estaba “totalmente indignada” con la sanción light de la Conmebol, acusándola de “incentivar nuevos actos racistas” por su tibieza. 

Leila, por su parte, ya tiene cita en la sede de la CBF para charlar con el presidente Ednaldo Rodrigues y otros clubes. “Voy a plantar una semilla”, dijo.

Junto a la Libra y la Liga Forte União (LFU), Palmeiras ya mandó una carta a la FIFA pidiendo que meta las manos y ponga orden en el desmadre sudamericano. Esto no es solo un berrinche; es un movimiento con ganas de cambiar el juego.

El eco en los otros clubes

La declaración de Leila no pasó desapercibida. En Brasil, donde el fútbol es religión, la idea de largarse a la CONCACAF empezó a picar la curiosidad. Flamengo, Corinthians, São Paulo… ¿se imaginan a esos gigantes peleando la Concachampions contra Tigres o el LAFC? En X, los hinchas ya sueñan con un “Clásico Paulista” en Las Vegas, mientras otros dicen “sin Brasil, la Libertadores se muere”. Y no es para menos: Brasil aporta el 60% de los ingresos de la Conmebol, según la propia Leila. Si se van, la confederación sudamericana se queda sin su vaca lechera, y clubes como Boca o River podrían empezar a sudar frío.

El racismo en la Libertadores

No es un caso aislado. El fútbol sudamericano lleva años lidiando con el racismo como si fuera un rival al que no sabe marcar. En 2023, hinchas de Corinthians fueron agredidos con insultos en Argentina; en 2024, Flamengo denunció lo mismo en Bolivia. La Conmebol responde con multas que parecen propinas y comunicados que nadie lee. 

Luighi, con su llanto, puso cara a un problema que muchos prefieren ignorar. Leila lo tiene claro: “La mayoría de los clubes brasileños han sufrido esto. ¡No podemos seguir así!”. Y mientras Cerro Porteño saca notas de “repudio” sin castigar a los culpables, la pelota sigue en el tejado de una Conmebol que no da el ancho.

¿Y si Brasil se va? (Spoiler: No tan fácil, pero imagínatelo)

Vamos a soñar un rato. Si Brasil se muda a la Concacaf, el fútbol sudamericano se tambalea como castillo de naipes. La Libertadores sin Palmeiras, Flamengo o Grêmio pierde brillo y billete. La CONCACAF, en cambio, se frota las manos: más clubes top, más audiencia, más sponsors. Palmeiras vs. Chivas en cuartos de Concachampions, con narración en inglés y tacos al medio tiempo. ¿Tentador? Claro, pero no es tan simple. Logística, política y tradición pesan como yunques. “Es una idea, una semilla”, dice Leila, y aunque no pase mañana, ya metió el dedo en la llaga: Brasil no se siente valorado, y eso duele más que un penal fallado.

El impacto en el fútbol sudamericano

Para el fútbol sudamericano, esto es un baño de realidad. Si la Conmebol no endereza el rumbo, el descontento puede crecer. Leila no solo habló por Palmeiras; habló por un país harto de que su talento sea oro y su trato, bronce. Perder a Brasil sería como quitarle el samba al carnaval: sigue existiendo, pero no es lo mismo. Y aunque la mudanza no ocurra, la amenaza ya obliga a Alejandro Domínguez, presidente de la Confederación Sudamericana de Fútbol, a repensar cómo maneja el timón.

Leila Pereira no es de las que se queda en el banquillo. Con esta jugada, puso al fútbol sudamericano a discutir algo más que goles y polémicas arbitrales. Es una líder que no teme patear el tablero, y aunque la Concacaf quede en un “qué tal si”, su mensaje retumba: el racismo no se negocia, y el respeto se exige. 

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